martes, 17 junio 2025

‘La Favorita 1922’: Llega el marqués con un único objetivo, vengar la muerte de su hijo

La Favorita 1922 no es solamente un espacio en el cual se sirven platos sabrosos, sino una situación escénica donde los corazones laten entre traiciones, amores prohibidos y la fascinación que despiertan las venganzas servidas en frío. La llegada del marqués Don César ha hecho tambalear las bases de un lugar que parecía haber encontrado, por fin, algo de la tranquilidad perdida. Pero en este universo, en el cual cada personaje encierra y muestra más de lo que indica, la calma nunca dura demasiado.

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SECRETOS Y TRAICIONES EN LA FAVORITA

Fuente: Mediaset

En La Favorita, las impresiones engañan y no podemos fiarnos de lo que aparentan ser las cosas. Ana, gracias a su afán por introducirse en las entrañas del restaurante, descubre que hay un alguien –sabe que ése no puede ser otro que un camarero– que ha metido mano en la caja del restaurante; algo muy sutil, casi insignificante, que no obstante ha puesto en alerta. ¿Quién está robando? ¿Y por qué ahora, cuando el marqués se mueve?

Julio, que ha desaparecido sin dejar rastro (y se va con Lola a Sudamérica), no es más que el eco de otro misterio más que queda por resolver. ¿Se arrepintió de todo en el último momento? ¿Había alguien detrás de esa huida súbita? En un espacio donde todos tienen algo que ocultar lo que, finalmente, nos revela la verdad acabaría saliéndolo, aunque fuere entablón de alguien.

Y, zen de paso, Don Benito y su mano derecha reciben una inquietante propuesta del suegro de Elena: «¿Desde cuándo nos ha movido mancharnos las manos?». La frontera entre una cosa y la otra se ha diluido tanto que La Favorita, lo que podría costar lo va a acabar pagando.

El hurto de la caja no es un episodio aislado. Poco después tras el robo, Ana descubre un pañuelo con las iniciales «D.C.» en las cercanías del escenario del delito. ¿Es una trampa para incriminar debidamente al marqués o es realmente una pista? Lo que sí es cierto es que el ambiente del restaurante ya no es el mismo, hasta los clientes más asiduos empiezan a notar que la cosa no cuadra: «Hasta el aire huele a intriga, por lo que hasta mis ganas de cenar han menguado.

Y después está el enigma de Julio. Lola, hecha trizas por la partida de Julio, recibe una carta anónima que anuncia: «No todo es como te lo han contado». ¿Acaso está vivo? ¿Pasa por situaciones de peligro? ¿O simplemente se escapó de una vida que ya no deseaba? Mientras los acontecimientos tienen lugar, en la balanza sigue habiendo las sombras de quienes mueven los hilos de la manipulación, y quien así lo hace puede que sea conocido por quienes lo rodean.


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