La mansión Korhan en Una nueva vida vuelve a ser el escenario de una guerra emocional que desafía todos los límites del amor y el dominio. La serie turca no solo ha entrado muy bien en más de 120 países, sino que también ha conseguido tejer una historia tan intensa como adictiva, donde cada capítulo es un verdadero torbellino de pasiones perdidas, secretos inconfesables y luchas por el poder.
1FERIT VS. SEYRAN

Ferit Korhan es una persona que se sitúa en Una nueva vida entre la devoción y controlar a su esposa, siendo un hombre que se encuentra entre la educación patriarcal que adquirió en su infancia y el amor que siente por Seyran. Su explosión, cuando se da cuenta de que su primo Kaya ha intervenido en el proceso de la universidad de su esposa, es más que un ataque de celos: es una muestra de su miedo a perder esa relación de dominación sobre la vida de su esposa.
«No permitiré que interfieras en mis cosas», le espeta a su primo, con la seguridad de que su dominio no está en cuestión. Y en el extremo opuesto, cada intento de Ferit por imponerse es solo un intento de alejarse aún más de Seyran. Esta ya no es la joven que llegó a la mansión con una percepción inocente del amor.
Ahora sabe lo que quiere y no teme exigirlo, «no soy tu propiedad», le dice al borde de la locura, marcando un punto de no retorno en su relación. Ferit no sabe cómo reaccionar ante una mujer que se niega a ser dominada, cuando está acostumbrado a mandar. La situación de ambos es el reflejo de una lucha generacional.
Siendo que Ferit ha sido educado en la sombra de Halis, donde las decisiones familiares se convierten en ley, Seyran representa una nueva forma de entender el amor: aquel que se edifica en la igualdad. La escena en la playa, cuando vemos dejar a Seyran –a quien vemos alejarse, llorando– representa una manifestación de la distancia que crece entre ellos.
Ferit, al advertir que Seyran se marcha, parece ser un nuevo descubrimiento para él darse cuenta por primera vez que puede perderla para siempre. «No sé cómo amar de otra manera», parece decir en su mente, pero a la vez parece quedar atrapado entre su propio miedo y el deseo de no lastimarla más.
El nuevo encuentro entre ellos, que a pesar de ser emotivo es también un encuentro lleno de dudas. La mirada de Seyran, que ya acepta la disculpa de Ferit, también parece ser otra vez la mirada de otro momento y el mismo dilema: ¿será capaz Ferit de cambiar lo suficiente para que su amor pueda mantenerse y llegar a sobrevivir? La respuesta, por su parte, queda, por el momento, en el aire, siendo tan incierta como el mismo futuro de nuestro matrimonio.