domingo, 15 junio 2025

‘Sueños de Libertad’: María se revela ante Begoña y la echa de su habitación a gritos

El ámbito de Sueños de Libertad nunca ha estado exento de los giros dramáticos, pero el capítulo del día viernes 13 de junio prometen insuflar la tensión a niveles impropios. Las máscaras empiezan a despegarse, los secretos reprimidos afloran y las lealtades comienzan a venirse abajo a pedazos. Desde el conflicto entre María, Begoña y el shock de Don Pedro ante la inesperada presencia de Cristina en la fábrica, cada secuencia ha sido impregnada con un suspense que puede llegar a recomponer el tiempo venidero de los personajes.

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EXCLUSIÓN Y SOLEDAD

Fuente: Atresmedia

La cena que se celebra en memoria de Gabriel en Sueños de Libertad es un banquete al que Tasio no está invitado y cada risa que llega hasta sus oídos es un recordatorio de cuál es su lugar en la familia: ninguno. «Me desangro el mismo apellido, pero para ellos soy invisible», murmura amargamente preguntándose si alguna vez dejarán de verlo como un intruso. Lo más cruel que le pueden hacer no es el rechazo, sino la indiferencia.

No se preocupan ni de poder ofrecerle una excusa. Simplemente, lo borran del mapa.
Irene, en cambio, sí podría haber asistido, pero su dolor es más callado, por eso es más hondo. «Una segunda oportunidad no existe para las personas como yo», le confiesa a Digna, dejando entrever sin querer el hecho de que su vida entera está forjada sobre arrepentimientos.

¿Qué hizo que la condenó a habitar entre las sombras? Digna intuye que la respuesta tiene que ver con Cristina, pero Irene se aferra a ese secreto como lo hace un náufrago con un flotador: con desesperanza. Y mientras tanto, en el claustro familiar se celebra, una festividad más, la celebración, Tasio e Irene son reflejo uno del otro: dos exclusiones distintas pero igualmente dolorosas, dos almas rotas.

En efecto, la pregunta sería saber si encontrarán esta soledad compartida como consuelo o si, por el contrario, se atreverán, por fin, a combatir contra quienes han decidido condenarles al olvido. Y sería que el resentimiento, el resentimiento que se amontona durante demasiado tiempo, puede tornarse en el arma más peligrosa de todas.

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