La DGT acaba de estrenar una medida que nos deja con la boca abierta: las antiguas limitaciones temporales de velocidad, creadas para proteger a operarios, se han convertido en trampas legales que engrosarán sus arcas hasta dejarte sin un euro. Lo que empezó con un objetivo de seguridad vial para reducir la velocidad en zonas de obra, hoy se aplica de forma tan arbitraria que muchos conductores están acumulando sanciones millonarias. La mala señalización y la falta de obras a la vista han transformado las carreteras en un laberinto de multas que nadie esperaba.
Con la llegada del buen tiempo y el tráfico desbordado, esas señales amarillas que recortan la velocidad de 120 a 80 km/h pueden permanecer meses sin justificación alguna. La DGT mantiene radares móviles en esos puntos, y al menor despiste, llegan las notificaciones con importes que oscilan entre 200 y 300 euros, y la merma de puntos en el carné. Lo peor es que, para muchas personas, esta práctica roza la legalidad cuestionable, pero hasta que un juez lo confirme, el procedimiento sigue en pie.
2Señales de la DGT que no desaparecen aunque acaben las obras

Imagina circular por una autovía de 120 km/h y toparte con una señal amarilla que dicta 80 km/h sin un cartel de obra ni excavadora a la vista. Muchos piensan que se trata de un error de señalización.
Mantener la señal perpetuamente sin una justificación visible crea la sensación de una trampa legal. Estos poste informativos, en teoría, deberían desaparecer una vez concluyen las labores de mantenimiento, pero en la práctica se quedan ahí durante semanas o meses.