Belén Rodríguez ha reaparecido ante los medios en uno de los días más esperados y emocionalmente significativos de los últimos años para ella: el juicio contra la productora de Sálvame Diario, una causa que lleva tiempo preparando con la esperanza de hacer justicia por lo que describe como “una vulneración total de su intimidad”. La colaboradora televisiva ha estado durante años alejada del foco mediático, refugiada en su círculo más íntimo y lidiando con importantes problemas de salud, pero esta cita judicial la ha empujado de nuevo al primer plano. Según ha contado con cierta contención pero también con sinceridad, el proceso legal le ha supuesto un antes y un después, sobre todo porque se han abordado las polémicas grabaciones llevadas a cabo en su domicilio y las “persecuciones” que asegura haber sufrido en aquella etapa tan dolorosa, marcando un punto de inflexión en su relación con algunos excompañeros del programa.
2«Ahora tengo más pruebas»

En cuanto a su salud, Belén también ha querido compartir detalles importantes que explican parte de su largo proceso de alejamiento de la vida pública. Aunque ha contado que actualmente se encuentra estable y que el tratamiento médico ha sido positivo, no ha escondido la dureza del proceso. “Ahora tengo más pruebas, porque esto es un proceso largo, que deja muchas secuelas y efectos secundarios”, ha dicho con honestidad. Cada mes y medio debe someterse a controles, y aunque los médicos le han dado buenos pronósticos, también le han advertido que no empezará a sentirse realmente bien hasta que pase al menos un año desde el tratamiento. “Lo que pasa es que tengo muchos efectos secundarios, pero con paciencia… que es lo que no tengo”, ha añadido con un punto de humor resignado.
A pesar del dolor acumulado y del desgaste físico y emocional, Belén Rodríguez ha demostrado tener la determinación necesaria para defenderse públicamente y reivindicar su verdad. No solo en los tribunales, sino también en el relato de lo que ha sido su vida en los últimos años: una mezcla de traiciones, desencuentros y luchas internas que ha sabido canalizar con discreción. El juicio contra Sálvame Diario no es únicamente un capítulo legal, sino un símbolo de resistencia para una mujer que ha sentido que su intimidad fue destruida y que, a la vez, ha tenido que reconstruirse mientras lidiaba con una enfermedad silenciosa que todavía condiciona su día a día.
Con la vista judicial finalmente celebrada, Rodríguez da por cerrada una etapa que la ha marcado profundamente. Aunque los detalles concretos del juicio no han trascendido, su aparición pública, sus declaraciones sobre Terelu y sus revelaciones sobre su estado de salud componen un retrato de alguien que ha sido empujada al límite, pero que ha decidido hablar desde la serenidad que da haber tocado fondo y sobrevivido. No busca compasión, ni titulares grandilocuentes, sino simplemente que se respete su relato y su dolor, ahora que por fin ha encontrado el espacio para contarlo.