El sobrecalentamiento de un iPhone al cargarlo es una señal de alarma que muchos usuarios ignoran o normalizan, atribuyéndolo a un simple efecto secundario del proceso. Sin embargo, esa temperatura elevada que notamos al tacto es mucho más que una pequeña incomodidad. Se trata de un aviso claro y directo de que algo no va bien en la cadena de carga, una sensación que va más allá de una simple molestia, ya que es el síntoma de un problema que podría acortar drásticamente la vida útil del dispositivo, comprometiendo una inversión económica considerable. Ese calor es el enemigo silencioso de la batería, un agente corrosivo que la degrada por dentro sin que nos percatemos hasta que es demasiado tarde.
Este fenómeno, lejos de ser un fallo inherente del terminal, suele estar directamente relacionado con nuestras propias costumbres y los accesorios que elegimos para él. En la mayoría de los casos, el origen del problema se encuentra en un error garrafal que cometemos casi a diario, a menudo motivadas por el ahorro o la estética, y que sin darnos cuenta someten a la batería a un estrés térmico para el que no está diseñada. La buena noticia es que identificar y corregir este fallo está al alcance de cualquiera, evitando así un deterioro prematuro que nos obligaría a pasar por el servicio técnico o, en el peor de los casos, a cambiar de móvil antes de tiempo.
1EL ENEMIGO SILENCIOSO EN TU ENCHUFE: CARGADORES PIRATA AL BANQUILLO

El principal sospechoso detrás de un sobrecalentamiento anómalo es, casi siempre, el cargador. La tentación de comprar un cargador no oficial por un precio irrisorio en cualquier bazar o plataforma online es grande, pero el riesgo que entraña es todavía mayor para la integridad de tu iPhone. Estos productos, a diferencia de los originales o los certificados por la marca, no han pasado los mismos controles de calidad y seguridad, lo que se traduce en un suministro de energía inestable y picos de voltaje peligrosos. No disponen de los circuitos de protección necesarios para regular la temperatura y el flujo de corriente, convirtiendo el proceso de carga en una ruleta rusa para los delicados componentes internos del teléfono.
El calor excesivo generado por estos accesorios de baja calidad acelera las reacciones químicas dentro de la batería de iones de litio, provocando un desgaste mucho más rápido de lo normal. Es un proceso químico simple: a mayor temperatura, mayor agitación interna y, por tanto, mayor degradación. Esta exposición continuada a un calor anormal durante las horas de carga conduce, a un ritmo anormalmente alto, lo que provoca una degradación prematura e irreversible de su capacidad para retener la carga, reduciendo su autonomía día tras día. Lo que parece un ahorro inicial en un cargador acaba costando muy caro en la salud a largo plazo de la batería del iPhone.