Este verano puede ser el primero en el que te pongas el bañador sin remordimientos, incluso si llevas tiempo comer sano y aun así no veías reflejado ese esfuerzo en la báscula. La clave no está en descartar verduras o ensaladas, sino en aprender a medir lo que consumes, especialmente esos alimentos saludables pero densos en calorías. Con un sencillo truco que detallo a continuación, tu cuerpo comenzará a quemar los kilos de más sin renunciar a comer sano cada día.
Al principio puede parecer contradictorio: ¿no suponíamos que comer sano era suficiente? La realidad es que, tras la fase inicial de adelgazamiento, nuestro metabolismo se adapta y necesita un déficit de calorías más estricto. Aquí descubrirás cómo combinar tu dieta saludable con un control preciso de las porciones, logrando un déficit real sin renunciar a tus platos favoritos.
1Tomar conciencia de las calorías ocultas en lo saludable

Cuando cambias la bollería industrial por un bizcocho casero o añades aguacate a cada comida para comer sano, es fácil subestimar la densidad calórica de esos alimentos. Un solo cuarto de aguacate ya aporta más de 80 calorías, y si lo repetimos en guacamole, tostadas y ensaladas, el total se dispara sin darnos cuenta.
Por ello, resulta esencial tomar conciencia de las calorías ocultas en lo que consideramos saludable. Un puñado de frutos secos, unos gramos de queso curado o una onza de chocolate pueden hacer que tu déficit de calorías se esfume. Al cuantificar cada gramo, empiezas a ver el impacto real en tu ingesta diaria.