Durante el verano de 2025, el mercado del alquiler vacacional en Españae está registrado un encarecimiento notable. Esta escalada ha despertado inquietud entre la ciudadanía, especialmente entre quienes cuentan con ingresos medios, ya que ven restringidas sus posibilidades de disfrutar de un descanso estival.
Un reciente estudio sobre los precios del arrendamiento semanal en viviendas situadas en primera línea de playa en las principales zonas costeras de España, realizado por el Grupo Tecnitasa, revela una moderación en el ritmo de crecimiento de los precios en el último año.
Esta nimia desaceleración llega tras más de cinco años de incrementos continuos. Actualmente, el coste medio del alquiler se sitúa en torno a los 1.270 euros por semana a nivel nacional, casi el doble de lo que se pagaba en 2017, cuando la media rondaba los 730 euros semanales.
Las Islas Baleares lideran esta subida, con enclaves como Santanyí, Ibiza o Pollensa donde los precios superan los 3.000 euros semanales. En el litoral peninsular, zonas como Puerto Banús (Marbella) o la Isla de la Toja (Pontevedra) también presentan cifras elevadas, cercanas a los 2.900 euros por semana.
Más allá de las ubicaciones más exclusivas, también se han detectado incrementos importantes en regiones tradicionalmente más asequibles. Un ejemplo se encuentra en Cantabria, donde localidades como Comillas han visto cómo los precios se han dicsparado por encima del 12%, supera los 2.300 euros semanales para apartamentos de unos 70 metros cuadrados. Esto indica una posible redistribución de la demanda turística hacia lugares menos saturados hasta ahora.

La subida del alquiler vacacional ha abierto una brecha creciente entre los visitantes con alto poder adquisitivo y la población residente. En algunas zonas, como Baleares, se está produciendo un fenómeno de desplazamiento de residentes locales que no pueden afrontar los altos costes del alquiler.
Casos como el de familias obligadas a trasladarse a la península o personas con empleo estable que pierden sus viviendas, reflejan el impacto de esta tendencia. Además, este encarecimiento comienza a repercutir incluso en el turismo juvenil.
En lugares como Mallorca, donde tradicionalmente se organizaban viajes de fin de curso para miles de estudiantes de la península, el número de participantes ha caído drásticamente ante la imposibilidad de asumir los costes actuales.
DESAFÍO
La falta de vivienda asequible se ha convertido en uno de los principales desafíos sociales. En este contexto, organismos internacionales han instado a las autoridades españolas a ampliar significativamente el parque de vivienda pública y de alquiler social, que se encuentra muy por debajo de la media europea.
El auge del alquiler turístico también agrava la escasez de inmuebles destinados a residencia habitual. Muchas propiedades se orientan exclusivamente a la oferta vacacional, reduciendo la disponibilidad para los residentes y empujando al alza los precios en el mercado convencional. Ante esta situación, se demanda una reforma estructural del sistema de planeamiento urbano y mayor agilidad en la tramitación de nuevas construcciones.
El fenómeno no es exclusivo de España. El encarecimiento de los alquileres vacacionales se observa en otros destinos, donde los precios en algunas zonas del Mediterráneo se igualan ya a los de lugares tradicionalmente más caros, como el Caribe.
La presión de la demanda internacional y la falta de alternativas habitacionales están elevando las tarifas turísticas a niveles sin precedentes. La alta demanda, la conversión masiva de viviendas en alojamientos turísticos y la escasa oferta de vivienda asequible conforman un panorama desolador para la mayoría social.