La serie turca «Una Nueva Vida» ha enamorado a miles de personas con su increíble combinación de amor, traición y conflictos familiares. Incluso un matrimonio forzado entre Seyran y Ferit ha derivado en un drama incansable, por lo que cada capítulo desata nuevas batallas emocionales. Con más de 120 países enganchados a su historia, la ficción no solo aborda el amor en medio del odio, sino también las luchas del poder en las dos familias que se quieren destruir, y quién sabe, quizás también reconciliar.
2JUEGOS DE PODER Y FALSAS RECONCILIACIONES

Nükhet, la experta de las apariencias de Una nueva vida. Al día siguiente, esta mujer se personifica en la casa de Kazim en compañía de Kaya con un desayuno y con sus disculpas que nadie se las cree de una forma convincente. Ferit, quien lleva a flor de piel los recelos, le hace burla de sus intenciones a la vez que deja constancia que no habrá ni una tregua ni una paz. Un cansado Kaya también arde en deseos de ser una de las dianas de su ataque. Ferit le encara y no la cede, pues no quiere compartir el mismo techo con una persona a la que estima como un enemigo.
Se trata de un intercambio entre miradas y palabras elegidas entre los más diversos criterios. Nükhet, con esa sonrisa estratégica, quiere parecer tranquila, pero sus ojos denotan que en modo alguno está para pedir perdón, sino para medir fuerzas. Ferit tampoco se deja engañar. Su rechazo es estratégico y emocional a partes iguales, ya que sabe perfectamente que ceder ahora sería mostrar debilidades. La incertidumbre es: ¿quién está, en realidad, ganando esta guerra?
En paralelo, Seyran se convierte en el blanco de una trama en la que nada es inocente, pues Sultan, como si obedeciera a Ifakat, envenena el café de Seyran, quien a partir de ahora descubre que la mansión Korhan no es un hogar, sino un campo de batalla en el que la comida misma puede transformarse en un arma. La joven ignora lo que realmente sucede, coge el café y lo bebe, ignorando que su vida podría acabar allí mismo. Este momento nos recuerda que también en este mundo lo que está en juego no es siempre lo evidente y claro.
Ferit prueba negociar con Halis, pero el viejo es un seducido inquebrantable: quien sale de la familia no tiene derecho a la herencia en caso de (des)aparición. Este «no» no sólo representa un golpe para las finanzas de Ferit, se trata de un mensaje inequívoco: Ferit es nadie sin Halis. En todo caso, la respuesta de Ferit será tan arriesgada como desesperada: quiere regresar a la mansión, pero no para someterse, sino para exigir lo que cree que es de su propiedad.