domingo, 8 junio 2025

Descubre la postura nocturna que te destroza la espalda al despertar, y cómo evitarla para siempre

El dolor de espalda al despertar es una queja demasiado frecuente, una molesta bienvenida al nuevo día que muchos achacan al colchón, al estrés o a una mala noche sin más. Sin embargo, lo que pocos sospechan es que el verdadero culpable podría estar oculto en la postura que adoptamos inconscientemente durante esas siete u ocho horas de supuesto descanso. Existe una forma de dormir que, lejos de reparar el cuerpo, lo somete a una tensión innecesaria, preparando el terreno para un amanecer cargado de molestias y rigidez.

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Esa postura nocturna, aparentemente inocente para algunos, no es otra que dormir boca abajo. Aunque pueda parecer cómoda en un primer momento, esta posición ejerce una presión considerable y antinatural sobre la columna cervical y lumbar, dos de las zonas más vulnerables de nuestra estructura ósea. Entender por qué esta costumbre puede estar destrozando tu bienestar es el primer paso para evitarla y despertar, por fin, sin ese lastre matutino que condiciona el resto de la jornada y que tanto afecta a la calidad de vida.

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EL ENEMIGO SILENCIOSO EN TU CAMA: LA VERDAD SOBRE DORMIR BOCA ABAJO

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Dormir boca abajo, también conocido en el argot médico como decúbito prono, es una de las peores posturas para la salud de nuestra espalda, según coinciden la mayoría de fisioterapeutas y especialistas en columna. El principal problema radica en que obliga a mantener el cuello girado hacia un lado durante horas para poder respirar, lo que provoca una torsión antinatural de las vértebras cervicales y una tensión muscular considerable en toda la zona del cuello y los hombros, afectando directamente a la parte alta de la columna.

Pero la tensión no se limita solo al cuello; la zona lumbar también sufre las consecuencias. Al estar boca abajo, la curvatura natural de la parte baja de la espalda tiende a acentuarse o, en algunos casos, a aplanarse de forma incorrecta, especialmente si el colchón no ofrece el soporte adecuado o es demasiado blando. Esta posición, mantenida noche tras noche, puede llevar a una compresión de los discos intervertebrales y a un aumento de la presión en las articulaciones facetarias, desencadenando o empeorando el dolor crónico.

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