sábado, 7 junio 2025

Renta fija: ¿Darán fruto las arriesgadas políticas estadounidenses?

IG Markets

 Mark Nash, gestor en Jupiter AM, aborda los planes de Trump para reorientar la economía estadounidense y lo que eso significa para la renta fija (bonos del Tesoro) y el billete verde.

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El panorama político mundial está cambiando drásticamente a medida que los partidos populistas se convierten en la corriente dominante y tratan de poner fin a un sistema neoliberal global. Emergen políticas nacionalistas, una mayor intervención estatal, tensiones entre naciones y una voluntad política de priorizar a los trabajadores sobre las empresas. Este giro marca, según Nash, el fin de la globalización, con implicaciones financieras de gran calado.

Aunque el comienzo ha sido caótico, el presidente Trump tiene un plan para mejorar la calidad de vida de sus votantes y reforzar la seguridad nacional. Su secretario del Tesoro, Scott Bessent, plantea una transformación estructural: pasar de un modelo de crecimiento basado en el consumo a uno impulsado por la inversión. Esto, en teoría, aumentaría la productividad y el potencial de crecimiento a largo plazo.

La primera fase contempla reducir el gasto público, bajar los tipos de interés y facilitar la financiación de una deuda nacional que sigue una trayectoria insostenible. La anterior política de generosidad fiscal ha elevado tanto la inflación como los tipos, dificultando la inversión privada y ampliando la desigualdad. Ahora se pretende que el sector privado tome el relevo. Para ello, se anuncian recortes fiscales a empresasdesregulación bancaria y energética, y el uso de aranceles para proteger la industria nacional, especialmente frente a un dólar fuerte.

Europa comienza a despertar interés en un contexto de tensiones comerciales

El objetivo último es repatriar la manufactura, un sector intensivo en inversión y productividad, con beneficios en empleo y posicionamiento estratégico en un mundo fracturado geopolíticamente.

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Renta fija. Agencias

Movimientos cambiarios y renta fija

Nash advierte que, aunque el foco suele ponerse en el déficit comercial, el dólar responde más a los flujos de capital que a los flujos comerciales. Durante años, EE. UU. ha financiado su consumo con entradas de capital extranjero, lo que ha elevado tanto el dólar como los precios de los activos locales, a costa de erosionar su base industrial y su seguridad económica.

Si se cambian las reglas del juego, este círculo podría invertirse. Un dólar más débil reduciría tensiones financieras globales —por la magnitud de deuda en dólares— y permitiría a los bancos centrales de mercados emergentes bajar tipos sin comprometer la estabilidad. Las fricciones geopolíticas también empujan a muchos países, como Alemania y China, a estimular su demanda interna.

El fin del excepcionalismo estadounidense y los cambios sísmicos mundiales

Aranceles y riesgo de recesión

Pero el plan no está exento de riesgos. Los aranceles actúan como impuestos, retirando liquidez del sistema y afectando a consumidores y empresas. Esto puede minar los “espíritus animales” que han sostenido la fortaleza de EE. UU. Una caída en los ingresos reales podría derivar en un descenso de beneficios empresariales y, en última instancia, en una recesión. Con la inflación aún elevada, además, la Reserva Federal tendría poco margen para actuar.

Desde el denominado “Día de la Liberación”, se han moderado ciertos planteamientos, pero el déficit fiscal sigue creciendo: 1,05 billones de dólares en los primeros siete meses del año, un 23 % más interanual. El Reino Unido, por ejemplo, sigue sujeto a un arancel mínimo del 10 %, y otros países no deberían esperar un trato mejor. Se anticipan acuerdos más suaves con proveedores de bajo valor añadido (ropa, madera, materias primas), mientras que los sectores de alta gama seguirán enfrentando barreras.

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Renta fija. Agencias

El mercado de bonos, en el punto de mira

Este entorno afecta directamente al mercado de renta fija. Aunque la recesión no es un escenario garantizado, los balances corporativos y familiares son saludables, y han resistido las subidas de tipos post-COVID. No obstante, si los márgenes caen y aumentan los despidos, la dinámica podría cambiar. El gobierno, consciente de que la Fed no podrá intervenir si la política fiscal es demasiado agresiva, trata de contener los daños.

La combinación de elevado déficit, tipos altos y posible debilitamiento del dólar plantea dudas sobre la credibilidad de EE. UU. como emisor soberano. La curva de rendimientos refleja estas tensiones. En un mundo con flujos comerciales y de capital alterados, los bonos pierden su función diversificadora, lo que socava su atractivo para los inversores.

En resumen, el ambicioso experimento económico de Trump podría rendir frutos a medio plazo, pero en el corto, la volatilidad, el riesgo de estanflación y la presión sobre el mercado de bonos obligan a los inversores a mantenerse vigilantes.


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