El verano trae calor intenso y con él aumenta el riesgo de que nuestras mascotas sufran un golpe de calor. Este fenómeno, provocado por la incapacidad de regular la temperatura corporal, puede resultar mortal si no se actúa con rapidez. Por eso, conocer un sencillo gesto que puede marcar la diferencia resulta vital para cualquier dueño responsable.
En este artículo descubrirás cómo evitar que tu perro o gato llegue a un nivel de estres térmico peligroso. Implementar esta rutina diaria puede salvar a tu mascota, pues al aplicar un método preventivo aseguras que su cuerpo mantenga la temperatura adecuada en las horas más calurosas.
1Reconocer los primeros indicios de un golpe de calor

Cuando tu mascota comienza a experimentar un golpe de calor, sus señales iniciales pueden parecer sutiles. Notarás que jadea de forma intensa y su respiración se vuelve agitada. Es posible que muestre ansiedad y cierta confusión, como si no encontrara consuelo en ningún lugar fresco.
Además, observarás que la saliva se vuelve más abundante y las encías adquieren un tono rojizo intenso. En este punto, el organismo está intentando refrigerarse sin éxito. Anticipar un golpe de calor a partir de estos indicadores te permite actuar antes de que la situación derive en un cuadro crítico.