Los límites de la tensión en La Promesa son insoportables en un nuevo capítulo donde las emociones explotan como pólvora. El capítulo 610 de la exitosa serie, que se emitirá este jueves 5 de junio, va a dejar a la audiencia sin aliento con una secuencia de giros dramáticos que cambiarán el destino de sus personajes. Desde despidos terribles, llenos de rencor, hasta una amenaza de suicidio con la vida de un inocente en peligro, la trama se lanza en una tormenta de pasiones desenfrenadas.
2UN BAUTIZO MANCHADO DE SANGRE

Lo que debería haber sido un día de celebración en La Promesa, se convierte en una auténtica pesadilla cuando Eugenia, de repente, apodera el bautizo armada. En cuestión de segundos, la ceremonia, que era íntima, profunda y rica en sentido, se transforma. Cuando el sonido de un disparo rasga el aire, no hay tiempo para reaccionar: el terror ha llegado hasta los invitados.
Eugenia, completamente fuera de sí, no solo amenaza a los asistentes, sino que además rapta a Andrés y lleva a cabo los instintos de la madre desquiciada y sube al torreón dispuesto a saltar al vacío. La mirada perdida y las palabras sueltas de Eugenia transmiten la imagen de una mente fracturada por el dolor más irreparable. ¿Pero qué la ha llevado a este extremo? ¿Es pura rabia?, ¿o, detrás de ella, una desesperación que ha estado bajo el velo de los demás?
Curro, al llegar, se enfrenta al peor de los panoramas posibles: su madre asomada al abismo con un niño en brazos. Cada segundo se vuelve extenso: cada decisión podría marcar la aceptación de la vida o bien de la muerte. El bautizo, que resalta la unión de las dos familias, deviene en el símbolo de la destrucción de las mismas. Los Duques de Carvajal, testigos en primera línea de la situación, ven cómo el rol de padrinos se torna en pesadilla.
¿Qué hará Adriano al ver en peligro a su hijo? ¿Y Catalina, quien siempre ha sentido un resentimiento hacia Eugenia? La pistola en las manos de Eugenia no es un simple arma, sino que es el símbolo de todas las palabras no pronunciadas, de todos los resentimientos pasados y de toda la responsabilidad que las relaciones habían despilfarrado. Su gesto es un grito que no se puede poner en ignorado.