Anabel Pantoja ha vuelto a conectar con una de las tradiciones más significativas de su vida. Tras unos días intensos en Andalucía acompañada de su pareja, David Rodríguez, y su hija Alma, la influencer ha dejado momentáneamente a su familia en casa para cumplir una promesa que llevaba años guardando en silencio. Este miércoles 4 de junio, la sobrina de Isabel Pantoja ha emprendido el Camino de El Rocío, una experiencia profundamente emocional que no vivía desde hacía quince años y que ahora retoma con la misma ilusión con la que lo hizo por primera vez. La determinación de Anabel por agradecer y cerrar un ciclo personal la ha llevado hasta Almonte, en la provincia de Huelva, donde ha iniciado su andadura con la Hermandad de Almonte y uno de sus mejores amigos, Antonio Abad, que la acompaña en esta travesía espiritual.
1La decisión de Anabel Pantoja

La decisión de Anabel de hacer el Camino no ha sido improvisada. Hace meses confesó su deseo de vivir esta experiencia tan especial como forma de gratitud y de reencuentro con sus raíces. La influencer, muy cercana siempre a las tradiciones de su tierra, ha querido regresar a esta peregrinación con la conciencia clara de que necesitaba cerrar una etapa, agradecer lo vivido y pedir por lo que está por venir. Así lo expresó en sus redes sociales al compartir una imagen en la que aparece frente al Santuario de Nuestra Señora del Rocío, uno de los lugares más sagrados del camino y símbolo de la fe mariana del sur de España. “Hace 15 años que no hago el Camino, que no vivo esta tradición tan bonita y tan especial. Tenía que darle las gracias y cumplir todo lo que pedí”, escribió emocionada. Sus palabras reflejan la carga simbólica que tiene para ella esta promesa, una forma de honrar su historia personal en un momento de estabilidad familiar y emocional.
En estos días, Anabel ha estado muy cerca de su familia, primero en Cádiz, visitando a su prima Isa Pantoja, que se encuentra en la recta final de su embarazo, y después en Sevilla, donde asistió a la Primera Comunión de Ana, hija de su primo Kiko Rivera. Más tarde, hizo una parada fugaz en Madrid para compartir un momento especial con su amiga Susana Bicho antes de su boda. Sin embargo, y pese a los múltiples compromisos familiares y afectivos, tenía claro que su cita con El Rocío era ineludible. Esta promesa había adquirido un significado profundo para ella, un acto de fe y agradecimiento tras una etapa marcada por cambios, pérdidas y nuevas ilusiones, entre ellas la maternidad y el fortalecimiento de su relación sentimental con David Rodríguez.
La emoción de volver a hacer el Camino se ha visto reflejada en todos los detalles que Anabel ha compartido en sus redes sociales. Desde los preparativos hasta el momento de iniciar la peregrinación, cada gesto ha sido una celebración del reencuentro consigo misma. En Sevilla aprovechó para comprar sus dulces favoritos, los populares ‘Manolitos’, como un guiño a sus costumbres y su tierra. También visitó una tienda en la aldea de El Rocío para recoger la bata con la que hará el camino, posando feliz con varias de las opciones más coloridas y flamencas que encontró. No es la primera vez que la influencer vincula su vida emocional con actos religiosos: ya en un viaje reciente a Sevilla visitó a San Gonzalo como parte de otra promesa personal. Cada uno de estos pasos refuerza la imagen de una Anabel más madura, conectada con su esencia y con sus creencias.