Alonso Caparrós está viviendo uno de los momentos más plenos y estables de su trayectoria. Tras más de tres décadas en los medios, el presentador y colaborador de televisión ha logrado encontrar ese equilibrio entre lo profesional y lo personal que durante años se le resistió. Lejos quedaron sus épocas más oscuras, las dudas existenciales y los vaivenes emocionales. Ahora, Alonso compagina su faceta como colaborador fijo de Espejo Público con la conducción del concurso Yo sé más que tú en la televisión de Castilla-La Mancha. Además, sigue vinculado al espectáculo con su participación en los eventos que recuperan el mítico programa Furor.
2La noticia de Alonso Caparrós

En su análisis, Caparrós no se guarda nada. Habla sin tapujos del papel que juega el ego en esta profesión, y cómo, a veces, puede ser tan necesario como destructivo. “Este es un trabajo estrechamente relacionado con el ego, y lo complicado es que el ego es lo peor que tenemos y, a la vez, lo necesitas para este oficio. Has de hacer uso de él, pero si no lo haces de una manera inteligente puede ser muy perjudicial”, asegura.
Esa sinceridad es la que ha hecho que tantos compañeros lo admiren hoy, cuando Caparrós ya no necesita demostrar nada. Sus batallas están ganadas y las cicatrices son ahora símbolos de aprendizaje. Por eso, su regreso como presentador titular en un concurso de preguntas y respuestas ha sido tan celebrado. Para muchos, es el reconocimiento a una trayectoria sin atajos, construida a base de caídas y resurgimientos.
Pero si hay algo que ha cambiado la vida de Alonso Caparrós ha sido su entorno familiar. En especial, su mujer Angélica. Para el presentador, ella es el pilar que ha dado sentido a todo lo demás. “Me enamoré de ella y tuve la gran suerte de que ella se enamorara de mí. Angélica es una persona muy especial, ha nacido con la cualidad innata de la bondad en su máxima expresión. Mi misión en la vida es conseguir que ella sea la persona más feliz del mundo”.
Caparrós también ha recuperado el vínculo con sus hijos, algo que durante años estuvo en un segundo plano por los compromisos laborales y sus problemas personales. Ahora, asegura sentirse más casero que nunca. “Me dedico a recuperar el tiempo perdido con mis hijos. Los disfruto y son lo único que tengo, junto a mi mujer y mi familia”. A través de sus redes sociales ha compartido en varias ocasiones imágenes entrañables en casa, cocinando, jugando o simplemente viendo películas en el sofá, escenas que contrastan con la imagen frenética del presentador que saltaba de plató en plató hace una década.
En su conversación con Valeria Vegas, Alonso se sincera aún más al compartir cómo le ha afectado su imagen pública a lo largo de los años. “Ser un guapo oficial me ha pesado”, afirma. Aunque muchos pensarían que esa etiqueta solo trae beneficios, él reconoce que esa condición también lo ha encerrado en estereotipos y ha limitado su capacidad para mostrar otras facetas. Le costó ser tomado en serio en muchos espacios, y eso le llevó a desarrollar una lucha interna que hoy, afortunadamente, siente superada.