domingo, 8 junio 2025

¡Cuidado! Tu banco no es tu banco: la nueva estafa de phishing que tú tienes que detectar

La confianza en nuestro banco es un pilar fundamental en la gestión de nuestras finanzas personales, pero en la era digital, esa confianza se ve constantemente amenazada por ciberdelincuentes cada vez más astutos. El phishing, esa suplantación de identidad que busca robarnos datos sensibles, ha evolucionado hasta tal punto que distinguir un mensaje fraudulento de uno legítimo se ha convertido en un auténtico desafío. Ya no se trata de correos mal redactados y llenos de faltas; ahora nos enfrentamos a comunicaciones que imitan casi a la perfección la imagen y el tono de nuestras entidades, creando una peligrosa ilusión de seguridad.

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Esta nueva oleada de timos digitales no solo pone en jaque nuestro dinero, sino también nuestra tranquilidad, obligándonos a estar permanentemente alerta y a desconfiar incluso de aquellos mensajes que parecen provenir de fuentes fiables. Comprender cómo operan estos estafadores, qué señales de alarma debemos buscar y cómo actuar ante la mínima sospecha es más crucial que nunca. La primera línea de defensa somos nosotros mismos, y nuestra capacidad para detectar el engaño es la mejor herramienta para proteger nuestro patrimonio y nuestra identidad en un entorno online cada vez más hostil.

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TU BANCO REAL NUNCA HARÍA ESTO: CLAVES PARA DISTINGUIR LA VERDAD DEL ENGAÑO

Fuente Freepik

Es crucial interiorizar ciertas prácticas que nuestro banco legítimo jamás llevaría a cabo, lo que nos ayudará a identificar rápidamente un intento de estafa. Un banco nunca te pedirá por SMS, correo electrónico o llamada telefónica no iniciada por ti tus claves de acceso completas, el número PIN de tus tarjetas, ni los códigos de seguridad de un solo uso (OTP) que recibes para autorizar operaciones. Estos datos son personales e intransferibles, y la entidad ya dispone de los mecanismos seguros para identificarte cuando eres tú quien inicia el contacto o la operación a través de sus canales oficiales.

Si recibes una comunicación sospechosa que supuestamente proviene de tu banco, la regla de oro es no hacer clic en ningún enlace ni proporcionar ninguna información. En su lugar, contacta directamente con tu entidad a través de los canales que ya conoces y tienes verificados: el número de teléfono que aparece en su web oficial (búscalo tú mismo en Google, no el que pueda venir en el mensaje sospechoso), la aplicación móvil oficial o acudiendo a una sucursal. Ellos podrán confirmarte si la comunicación es legítima o si se trata de un intento de fraude contra clientes del banco. Es mejor pecar de precavido que lamentar las consecuencias.

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