viernes, 6 junio 2025

Si llegar a fin de año está dificil, no es casualidad: la razón detrás de tu fatiga y qué vitaminas te faltan para recuperar energía

La fatiga que muchos experimentamos al acercarnos al final del año no es una simple invención de nuestra mente agotada, sino una realidad palpable que tiene raíces más profundas de lo que solemos imaginar. Ese lastre que nos impide rendir al máximo, disfrutar de los pequeños momentos o, simplemente, levantarnos de la cama con energía, es una señal de que algo en nuestro organismo podría no estar funcionando a pleno rendimiento. No se trata solo de las comilonas navideñas o del estrés acumulado, sino de un posible desequilibrio interno que merece nuestra atención.

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A menudo, achacamos este estado a la presión laboral, a las obligaciones familiares o al inevitable ciclo de las estaciones, pero la verdad es que nuestro cuerpo podría estar enviándonos mensajes cifrados sobre carencias nutricionales o disfunciones que, si se ignoran, pueden cronificar ese cansancio y afectar seriamente nuestra calidad de vida. Comprender las causas subyacentes de esta fatiga es el primer paso para recuperar esa vitalidad perdida y afrontar los retos con una perspectiva renovada, algo crucial cuando el calendario parece pesar más que nunca.

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EL ABECEDARIO DE LA ENERGÍA: VITAMINAS CLAVE CONTRA LA FATIGA CRÓNICA

Fuente Pexels

Cuando hablamos de recuperar energía, ciertas vitaminas se erigen como protagonistas indiscutibles en la lucha contra la fatiga. La vitamina B12, por ejemplo, es fundamental para el metabolismo energético y la formación de glóbulos rojos; su deficiencia, común en dietas vegetarianas estrictas o en personas con problemas de absorción, puede provocar anemia megaloblástica, uno de cuyos síntomas principales es un cansancio extremo y debilidad. Asegurar un aporte adecuado de esta vitamina es crucial para mantener nuestras «baterías» bien cargadas y el sistema nervioso en óptimas condiciones.

Otra vitamina estrella en este contexto es la vitamina D, a menudo subestimada en su relación con la energía. Aunque su papel más conocido es la salud ósea, la «vitamina del sol» juega un papel crucial no solo en la función inmunológica, sino también en la regulación del estado de ánimo y en la función muscular, factores directamente ligados a nuestros niveles de energía y a la percepción de la fatiga. Su déficit es sorprendentemente común, especialmente en invierno o en personas que pasan mucho tiempo en interiores, lo que puede traducirse en un cansancio persistente y una sensación general de abatimiento.


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