Cuando pensamos en los factores que determinan el éxito de las empresas, solemos hablar de las ventas, la productividad, la innovación o incluso del liderazgo. Pero hay un elemento que se mantiene oculto a simple vista, aunque tiene un impacto directo en cada uno de esos pilares: la reputación corporativa de las empresas.
Y sí, aunque suene a algo abstracto, lo cierto es que una buena reputación puede hacer despegar un negocio… y una mala, hundirlo sin que nadie lo vea venir. En pleno 2025, la reputación no es solo una moda pasajera o un detalle de relaciones públicas. Es un activo intangible fundamental, que afecta a cómo te ven tus clientes, tus empleados, tus inversores y toda la sociedad.
3La reputación de las empresas no se construye sola: hay que trabajarla

Tener buena reputación no es cuestión de suerte. Es el resultado de muchas decisiones bien tomadas, coherencia, y, sobre todo, una comunicación transparente y alineada con los valores de las empresas.
¿Quiénes construyen la reputación de las empresas o de las marcas?
- Los empleados, con su compromiso y forma de actuar.
- Los clientes, con sus opiniones y experiencias.
- Los medios de comunicación, con lo que publican (o no).
- Las redes sociales, donde una crítica puede hacerse viral en segundos.
Por eso, la comunicación corporativa es clave. De hecho, el mismo estudio señala que es el área en la que más empresas están invirtiendo actualmente, con un 61,7% destinando recursos a ella en 2025. Ya no se trata solo de comunicar lo que haces, sino de hacerlo con propósito, coherencia y cercanía.