viernes, 6 junio 2025

Se llama ‘cuello tecnológico’ y te está pasando factura: 4 ejercicios sencillos para aliviar la tensión y corregir tu postura

El cuello tecnológico se ha convertido, casi sin darnos cuenta, en una dolencia silenciosa pero persistente en nuestra sociedad hiperconectada. Esa inclinación constante de cabeza para mirar la pantalla del móvil, la tableta o el portátil, gesto que repetimos decenas, ¡qué digo!, cientos de veces al día, está pasando una factura considerable a nuestra salud cervical. No es una dolencia de ciencia ficción, sino una realidad palpable que afecta a un porcentaje cada vez mayor de la población, independientemente de la edad, aunque con especial incidencia en quienes pasan largas jornadas frente a dispositivos electrónicos, generando una tensión que, de no atajarse, puede derivar en problemas más serios

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La cuestión es que esta postura antinatural, mantenida durante periodos prolongados, somete a las vértebras cervicales y a la musculatura circundante a un estrés para el que no están diseñadas. Piénsalo, la cabeza humana pesa entre cuatro y cinco kilos, y por cada centímetro que la inclinamos hacia adelante, la presión sobre la columna cervical se multiplica exponencialmente. Es como llevar una mochila invisible cada vez más pesada. La invitación, por tanto, no es a demonizar la tecnología, sino a tomar conciencia de sus efectos y aprender a mitigarlos antes de que el malestar se cronifique y afecte seriamente nuestra calidad de vida.

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MÁS ALLÁ DEL DOLOR: LAS CONSECUENCIAS OCULTAS DEL `CUELLO TECNOLÓGICO` EN TU DÍA A DÍA

Fuente Pexels

El impacto del cuello tecnológico trasciende el mero dolor físico localizado en la zona cervical. Cuando la tensión muscular es constante y la postura se ve comprometida, pueden surgir una serie de efectos secundarios que afectan nuestra rutina de formas que quizás no asociamos directamente. Por ejemplo, la calidad del sueño puede verse mermada considerablemente, ya que encontrar una postura cómoda para descansar se vuelve una odisea, y el dolor interfiere con las fases profundas del reposo. Esto, a su vez, repercute en nuestro estado de ánimo y niveles de energía durante el día.

Además, la compresión nerviosa derivada de una mala alineación cervical puede generar mareos, vértigos o incluso problemas de concentración y memoria, afectando nuestro rendimiento laboral o académico. La sensación de «niebla mental» o la dificultad para enfocar la atención son quejas cada vez más comunes que, aunque multifactoriales, pueden tener en el cuello tecnológico un agravante significativo. No es descabellado pensar que esa fatiga persistente o esa irritabilidad sin causa aparente tengan su origen en la factura que nos está pasando nuestra inseparable pantalla.


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