El ciclo exprés del lavavajillas suena como una herramienta infalible para sacar platos limpios en un santiamén, pero su uso habitual puede convertirse en una trampa. Muchos hogares recurren a este programa para ahorrar tiempo, sin considerar los efectos acumulativos sobre la vajilla y el propio electrodoméstico.
Los platos, vasos y cubiertos parecen relucientes al principio, pero pronto surgen manchas persistentes y residuos difíciles de eliminar. Si haciéndolo con frecuencia usas la ciclo exprés del lavavajillas, acabarás repitiendo lavados a mano y sometiendo los componentes internos a un estrés continuo.
2Secado deficiente y doble trabajo

El ciclo exprés del lavavajillas también reduce el tiempo dedicado al secado, por lo que los vasos salen empañados y los cubiertos con gotas de agua. Los tupers y recipientes de plástico no terminan de secarse y se quedan con humedad, justo lo contrario de lo que uno espera.
Al final, lo que parecía un atajo se convierte en más trabajo, ya que tendrás que repasar cada pieza a mano o dejarlas sobre un escurridor hasta que se sequen por completo. Así, el ciclo exprés del lavavajillas pierde toda su ventaja en rapidez.