El ciclo exprés del lavavajillas suena como una herramienta infalible para sacar platos limpios en un santiamén, pero su uso habitual puede convertirse en una trampa. Muchos hogares recurren a este programa para ahorrar tiempo, sin considerar los efectos acumulativos sobre la vajilla y el propio electrodoméstico.
Los platos, vasos y cubiertos parecen relucientes al principio, pero pronto surgen manchas persistentes y residuos difíciles de eliminar. Si haciéndolo con frecuencia usas la ciclo exprés del lavavajillas, acabarás repitiendo lavados a mano y sometiendo los componentes internos a un estrés continuo.
1Temperaturas insuficientes para grasa y suciedad con el ciclo exprés del lavavajillas

En el ciclo exprés del lavavajillas, el agua alcanza temperaturas inferiores a las de un programa normal, priorizando la rapidez sobre la eficacia limpiadora. Esa carencia de calor impide que la grasa incrustada se disuelva correctamente, y los platos pueden salir con restos de aceite o comida pegada.
La falta de tiempo y de calor convierte a este programa en un enemigo silencioso de la vajilla, ya que no desinfecta a fondo. Al usar el ciclo exprés del lavavajillas con frecuencia, generarás acumulación de residuos que arruina el brillo y deja un rastro de bacterias.