El éxito es un arma de doble filo, y como es costumbre en «La Favorita 1922», el filo corta más de lo previsto. Lo que había comenzado como un sueño culinario acaba transformándose en un contexto de caos donde los comensales no buscan sabores, sino fotografías con estrellas.
El restaurante se aproxima a la muerte debido a un éxito por separado. Los platos regresan intactos a la cocina, las reservas se agotan no por la gastronomía, sino por el glamour de Félix Montenegro, y la marquesa Elena, propietaria del local, constata cómo su proyecto se desvirtúa.
2UNA DECISIÓN QUE PUEDE ROMPER TODO

Julio se encuentra ante una encrucijada crucial en La Favorita 1922: seleccionar a Elena o a Lola, su esposa, y su porvenir en Latinoamérica. Esto no es solamente un conflicto profesional, sino que también lo es a nivel emocional, puesto que le remueve inquietudes íntimas. «¿Qué pesa más, el deber o el corazón?», se sigue preguntando mientras vigila a Don César y a Don Benito, ambos intentando desvelar un secreto, encerrándose en murmullos que cruzan el cristal del restaurante para convertirse en un secreto a voces.
Su viaje personal amenazará dejar a Elena en la indefensión, no solo ante el embaucador Félix, sino también ante las intrigas de Don César; lo que más le duele es lo incierto. «Si se va, será por Lola. Si se queda, será por mí», se encuentra elucubrando, aunque nunca lo haría con voz en alto. Mientras tanto, Lola, ajena a las convicciones que atraviesan a su marido, va buscando un futuro lejos de los fogones.
Pero hay un detalle que podría cambiar cómo van las cosas, lo que lleva implícito un beso entre Rosa y Fermín. Miguel, el prometido de la pastelera, ya lo vio todo. ¿Tendrá el coraje de callar o se servirá de ello para separar a aquellos dos? En el ámbito en que viven las cosas, cada mirada esconde un secreto. La lealtad es un plato que se sirve frío.
Lola no es tan ingenua como aparenta, y ya empieza a darse cuenta de la distancia emocional que ha tomado forma entre ella y Julio: ella sospecha lo que Julio está tramando. «No sólo se fija en la barra del restaurante favorido» le dice en una llamada a una amiga. Por su parte, Julio no sabe si hay más culpa que deseo, y, sin ser consciente de que su indecisión puede llevarle a perder no sólo a Lola, sino también la confianza de Elena.
Las peripecias de la estancia Latinoamericana podrían representar una trampa. Las fuentes del rodaje aluden a algo, argumentando el plan oculto de Lola para alejar a Julio para siempre de «La Favorita». «No se trata de un viaje; es un exilio» asegura una compañera de rodaje. Y Don César mientras tanto revuelve sus manos, ya que si Julio sigue fuera del barrio el camino hacia la venganza, se vislumbra más de camino.