El estado de salud de Lydia Lozano ha vuelto a colocarse en el centro de la preocupación mediática tras su reciente intervención en directo en La familia de la tele. La periodista aparecía en el plató visiblemente afectada y con un gesto abatido que no pasó desapercibido para nadie. Aunque ya había dado muestras en semanas anteriores de no encontrarse en su mejor momento tras la pérdida de su madre, este jueves se confirmaba que el dolor emocional venía acompañado de un nuevo diagnóstico médico que ha sacudido sus rutinas: Lydia ha sido diagnosticada con artritis reumatoide, una enfermedad crónica que afecta gravemente a las articulaciones y que ha comenzado a condicionar de forma radical su vida diaria.
1Así se encuentra Lydia Lozano

En medio de una emisión que pretendía mantener el tono habitual del programa, la colaboradora rompía a llorar en directo al explicar cómo esta dolencia ha transformado por completo su día a día. Con la voz entrecortada, y completamente desbordada por la situación, Lydia confesaba ante su amiga y compañera María Patiño que no se siente capaz de afrontar determinadas tareas cotidianas: “Estoy hecha una porquería. Tengo unos dolores horribles”, declaraba con franqueza, dejando claro que la enfermedad ha llegado en un momento muy difícil a nivel emocional y físico. Su confesión reflejaba un nivel de vulnerabilidad poco habitual en televisión y provocó una oleada de empatía tanto en el plató como entre los espectadores.
Durante su relato, Lydia desgranaba cómo esta dolencia ha ido mermando su autonomía hasta hacerla dependiente de su entorno más cercano. Detalles como no poder cortar un simple trozo de embutido, conducir su coche o abrocharse el cinturón de seguridad se han convertido en obstáculos diarios que afectan no sólo a su movilidad, sino también a su autoestima. “Hasta para cerrar el coche me tiene que ayudar”, explicaba entre lágrimas, visiblemente dolida por la pérdida de independencia que conlleva esta nueva etapa. La periodista, conocida por su carácter entusiasta y su implicación profesional, reconocía sentirse hundida al comprobar que no puede seguir el ritmo que la televisión exige.
Pero el momento más delicado de la tarde llegaba cuando Lydia admitía que se ha planteado dejar su puesto en La familia de la tele. Su declaración no solo impactaba por su franqueza, sino también por llegar justo después de que Belén Esteban anunciara también su marcha del programa, lo que aumenta la incertidumbre sobre la estabilidad del formato. Aunque finalmente descartó abandonar por el momento, su duda fue tan real como comprensible: “Ahora mismo cogería y diría ‘hasta luego, Lucas’, pero no me gusta abandonar un barco”, afirmaba mientras sus compañeros y el público rompían en aplausos como gesto de apoyo. Sus palabras resonaban con fuerza, no sólo como expresión de fatiga, sino como reflejo de una lucha interna que lleva tiempo librando en silencio.