miércoles, 4 junio 2025

Se convertirá Amador y su ‘Mandanga Style’ en el nuevo representante de España en Eurovisión: Va en serio

Lo que nació como una simple broma en las redes sociales del personaje de Amador, podría llegar a ser la revolución más surrealista que nos depara Eurovisión. Pablo Chiapella, el actor que interpreta al amargado Amador Rivas de La que se avecina, ha pasado de ser objeto de memes a liderar una auténtica (pero muy surrealista) campaña ciudadana para representar a España en 2026.

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El «Mandanga Style», forma de presentación que juega con la humorística irreverencia que destila el personaje, ha estallado como la pólvora entre los fans desencantados con el rumbo del festival. ¿Es posible que un actor conocido por su serie de excentricidades en la televisión termine cantando ante millones de personas? La respuesta, aunque a priori parecía descabellada, parece que va tomando forma en tiempo real.

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EUROVISION EN LA ERA DE LOS MEMES

Se convertirá Amador y su 'Mandanga Style' en el nuevo representante de España en Eurovisión: Va en serio
Fuente: Mediaset

El asunto que atañe a la persona de Chiapella no es únicamente una anécdota, sino que representa el signo de los tiempos; es decir, el signo de cómo a partir de ahora las redes sociales están comenzando a sustituir a la cultura popular. Si alguien hace una década hubiera dicho que un actor que fue conocido por interpretar a un personaje cómico estaría capacitado para representar a España en Eurovisión, eso habría constituido toda una quimera. Hoy en día, los memes tienen la capacidad de cambiar agendas mediáticas, así como hasta sus decisiones institucionales.

La clave de la cuestión reside en el engagement. Mientras que las candidaturas más tradicionales sueñan con captar la atención de un público cada vez más segmentado, el «Mandanga Style» ha conseguido lo imposible: aglutinar a miles de personas bajo el lema de que «Eurovisión necesita una sacudida». Y no es la primera vez que se produce dicho hecho. En 2008, Rodolfo Chikilicuatre (David Fernández) se coló en el festival de Eurovisión, amparado por una campaña similar desde el mismo punto de vista, así como toparse con los resultados de que el humor puede ser tan eficaz como una balada estudiada.

Pero hay una diferencia sustancial: Chiapella no es un personaje creador para Eurovisión, sino un icono televisivo y un personaje con un montón de fans. Su capacidad no radica en la calidad vocal de los miles de cantantes que habitualmente se llevan al festival de Eurovisión, sino en el hecho de que conecta con una audiencia que quiere huir de la gravedad del certamen.

El fenómeno plantea también una pregunta molesta: ¿no están las instituciones desfasadas a la hora de gestionar la cultura popular? Mientras la RTVE posee unos protocolos estrictos y asentados para designar al representante, la red decide mientras se consume cómo quiere ser consumido acto y lo hace en tiempo real. La desconexión entre los dos mundos salta a la vista, aunque casos así deberían hacer replantearse cómo se hace la elección de los candidatos.

Además, el Mandanga Style no es sólo un chiste, sino también una crítica por antonomasia del propio sistema. En un festival donde los países son capaces de gastar millones de euros en producción, la idea de que un actor sin unos conocimientos previos en la música pueda representar a España no deja de ser, en el fondo, una patada en el tablero. Y tiene un valor artístico, se quiera o no, en sí misma.


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