La vida en el Valle nunca es apacible, y este próximo viernes, la serie vuelve a evidenciarlo con un giro inesperado que dejará al público sin respiración.
El capítulo 178 de Valle Salvaje de este viernes promete ser uno de los capítulos más intensos de la temporada, con despedidas truncadas, secretos al descubierto y una partida que, por el momento, tampoco se prevé que sea tan sencilla como esperaban Julio y Adriana.
3UNA INTERRUPCIÓN CLAVE EN VALLE SALVAJE

Cuando parece que al fin todo se encuentra en el buen camino, es el destino—o un ser humano cualquiera—el que lo echa todo a perder. Con las maletas en el coche y el motor de este encendido, Julio y Adriana se hallan próximos, muy próximos ya, de abandonar el Valle para siempre jamás. En ese momento, sin embargo, una cabeza figurante irrumpe en la puerta de su alcoba.
«No os podéis ir. No todavía»; una voz que paraliza a la pareja. ¿Quién? ¿Qué es de lo que va esta persona? La identidad de este personaje entrañable no sólo retrasa su marcha sino que podría incluso abrir heridas que ambos pensaban cerradas. Las teorías entre los aficionados son varias. Hay quien también sugiere que podría ser Atanasio, cuyo rencor por Julio jamás ha sido disimulado.
La escena queda bloqueada por un momento, como si el tiempo se detuviera de repente. Adriana, al reconocer al intruso palidece, mientras Julio empieza a bailar con los puños apretados, dispuesto para lo peor. «¿Qué haces aquí?», le pregunta Adriana con la voz apenas capaz de permanecer firme. La respuesta, cuando llega, es una contrariedad brutal.
«Porque lo que os vais a llevar con vosotros es una mentira», sentencia el personaje misterioso. Las palabras caen como una mandobla, y de repente todo lo que Adriana y Julio tomaban seguro se tambalea. ¿A qué se refiere? ¿Qué secreto ha salido en el peor momento posible?
La cámara distancia mientras los tres quedan en un silencio denso en significado. Fuera, el viento azota los árboles como presagiando una tormenta. La marcha de Julio y Adriana ya no es una despedida, sino el preludio de una guerra que nadie presagiaba; y lo peor ha de arribar.