La sensación es demoledora, un escalofrío que recorre la espalda al darte cuenta de que alguien ha usurpado tu vida digital, que tu perfil, esa extensión pública de tu identidad en internet, ya no te pertenece. Es como si te hubieran robado la voz y, peor aún, estuvieran usándola para fines que jamás aprobarías, una pesadilla que, lamentablemente, se ha vuelto cada vez más común en las redes sociales. De repente, tus fotos, tus contactos y tu reputación quedan a merced de un desconocido con intenciones dudosas, dejándote en una situación de total indefensión y confusión sobre cómo recuperar el control.
Este tipo de suplantación va más allá de una simple molestia; es una violación directa de tu privacidad y seguridad online, con consecuencias que pueden variar desde el bochorno público hasta serios problemas económicos o legales para ti y para tus contactos, un recordatorio brutal de la fragilidad de nuestra identidad en el entorno digital. Saber cómo reaccionar, qué pasos dar de manera inmediata y cómo buscar ayuda se convierte en algo fundamental para minimizar el daño y, con suerte, recuperar lo que te han arrebatado en ese espacio virtual que, para bien o para mal, forma parte ya inseparable de nuestra vida.
1EL DESPERTAR A LA PESADILLA: LOS PRIMEROS SÍNTOMAS DEL ROBO

El primer indicio de que algo no va bien suele ser inesperado y, a menudo, sutil, manifestándose como una imposibilidad repentina para acceder a tu cuenta con tus credenciales habituales. Introduces tu nombre de usuario y contraseña una y otra vez, solo para encontrarte con mensajes de error o la terrible notificación de que la contraseña ha sido cambiada recientemente, un bloqueo total que te impide el acceso a tu propio espacio digital. La incredulidad inicial da paso rápidamente a la preocupación cuando intentas resetear la clave y descubres que el correo electrónico o el número de teléfono asociado a la cuenta también han sido alterados.
A veces, el aviso llega por otras vías, a través de amigos o contactos que te alertan sobre mensajes extraños, publicaciones inusuales o solicitudes de dinero que parecen provenir de ti, señales inequívocas de que tu perfil ha caído en manos ajenas y está siendo utilizado sin tu consentimiento. Es un momento de pánico, donde la realidad del robo de identidad online se vuelve palpable y te enfrentas a la urgencia de actuar antes de que el daño se propague aún más, sabiendo que cada minuto cuenta para detener la actividad fraudulenta que se está llevando a cabo bajo tu nombre y apariencia digital.