El capítulo 606 de La Promesa que se emitirá hoy empieza cargado de emociones, secretos descubiertos y decisiones que darán un giro significativo a sus personajes. La tensión alcanzará su clímax cuando Emilia decida huir, incapaz de cargar con su pasado, dejando la frágil calma que había encontrado con Rómulo.
Pero ella no es la única que se enfrenta a su pasado, ya que Catalina y Adriano se niegan rotundamente a aceptar a Lisandro como padrino de sus gemelos, mientras que Manuel se romperá una vez más contra la dura coraza de Toño.
EMILIA AL LÍMITE

Emilia ha alcanzado un momento en el que no hay vuelta atrás para La Promesa. Tras haber convivido momentos que parecían una calma con Rómulo, la enfermera empieza a tener la sensación de que las paredes se cierran ante ella. El temor a que su secreto llegue a saberse la lleva a tomar una determinación extrema, la de desaparecer. Lo que parecía el arranque de una relación basada en la confianza se torna en una carrera contra reloj, donde el pasado puede llevarse por delante la felicidad.
Pero, ¿qué esconde de verdad Emilia? Su fuga no lo es sólo por cobardía, lo es también por desesperación. Rómulo, que se había creído encontrar en ella a la amiga, acaba con más dudas que certeza. El mayordomo, un hombre que ha estado acostumbrado a resolver los problemas ajenos, ahora lidia con un problema cuya solución puede hacer que su vida dé un vuelco inesperado. ¿Podrá perdonarla si descubre la verdad o su lealtad hacia los Montenegro pesará más que sus propios sentimientos?
Al mismo tiempo, otro rumor empieza a esparcirse en el pueblo como la pólvora: hay quienes consideran que Emilia había mantenido una relación amorosa de carácter impuro con la familia de la casa señorial; hay quienes, en cambio, consideran que estos rumores esconden un amor prohibido, amor que pudo ser el origen de su partida.
En todo caso, lo único que queda claro es que su ausencia constituirá un vacío, un vacío que alterará el frágil equilibrio de La Promesa. Mientras la confusión impera, hay una pregunta que flota en el aire: ¿regresará Emilia, o la fuga de Emilia habrá de significar el final de su historia en el marquesado?
UNA BATALLA POR EL HONOR FAMILIAR

La negativa de Catalina y Adriano de aceptar a Lisandro como padrino no es capricho de La Promesa, sino cuestión de principios. El duque de Carvajal y Cifuentes, para Adriano en especial, personifica todo lo que detesta en la vida, la soberbia como actitud y un pasado de avatares oscuros. La propuesta de Alonso, lejos de apaciguar el ambiente, va avivando más aún la desconfianza de la pareja y de la madre.
Catalina en su lado no consiente que sus hijos queden ligados a un hombre con el que desconoce sus intenciones. ¿Qué le oculta Lisandro? ¿Por qué insiste tanto para entrar en la vida de los gemelos? Hay quienes dicen que el tipo busca redimirse, pero Adriano solo ve en él un lobo disfrazado de cordero. La tensión entre ambos hombres se ha vuelto peligrosamente elevada y todo lleva a un enfrentamiento abierto e inevitable.
Por su parte, Alonso intenta mediar entre su lealtad hacia Lisandro y su respeto a lo decidido por los recién casados. La mediación de Alonso puede ser el recurso que le permita evitar un escándalo mayor, pero también podría propiciar que cosas que preferiría seguir ocultando salgan a la luz pública. En un mundo donde las apariencias deben ser mantenidas en forma estricta, este conflicto va a liberar verdades que nadie puede afrontar. ¿!– /wp:paragraph –>
LA CUERDA FLOJA DE LA PROMESA

Así es como Eugenia queda atrapada en una espiral de confusión y paranoia. Los episodios de desorientación que sufre hacen que Eugenia no sólo esté en una situación vulnerable, sino también desequilibrada. En las sombras parece haber alguien dispuesto a aprovecharse de esa vulnerabilidad, más particularmente, Leocadia, que convierte las inseguridades de Eugenia en una palanca, en la que se apoya para extender sus tentáculos, utilizando incluso a los bebés de Catalina para llevar a cabo un juego maléfico.
Sin embargo, el mayor peligro no puede ser sólo Leocadia, sino que Lorenzo podría estar manipulando la mente de Eugenia desde la sombra. Cruz se debate entre buscar refugio en el conde de Ayala o enfrentarse sola a sus demonios. Además, sus visiones de Lorenzo se hacen cada vez más palpables, de manera que ya no se sabe si le está pasando algo, o si realmente tiene lugar lo que teme. ¿Conseguirá resguardarse del abismo o acabará siendo arrastrada por la locura?
En este gran torbellino emocional; la hermana de Cruz, la misma que en todas las jugadas de las cartas negras en las que se convierte toda pesadilla en un mal sueño. La hermana Cruz incluso empieza a poner en duda lo que le había creído, una enfermedad, la enfermedad de Eugenia o bien la operación de una conspiración, de una conspiración mucho más que sólo una enfermedad. La figura de Leocadia alentando sus miedos la figura de Lorenzo en sus pensamientos, Eugenia es el último eslabón de una cadena que puede romperse en un segundo.