Con el calor apretando, es difícil resistirse a la idea de comer helado cada día para mantenerse fresco y alegre, pero quizá esa costumbre inocente esconda más riesgos de los que imaginamos. Después de todo, resulta tentador convertir el helado en la merienda habitual sin prestar atención a sus efectos a largo plazo.
Aunque en verano asociamos el postre frío a momentos de felicidad, expertos en nutrición advierten que comer helado de forma habitual puede desequilibrar tu organismo y disparar problemas que no aparecerán de inmediato. Conocer la otra cara de esta práctica te ayudará a disfrutar sin comprometer tu salud.
8Estrés para el pancreas en exceso
El páncreas trabaja para equilibrar la glucosa y producir enzimas digestivas. Sometido a constantes descargas de azúcar tras cada helado, se somete a un estrés continuo que puede derivar en inflamación y pérdida de función a largo plazo.
Este esfuerzo adicional repercute en tu metabolismo general y favorece la aparición de dolencias como pancreatitis crónica. Reducir la frecuencia de helados permite que el órgano recupere su equilibrio y disminuya el riesgo de patologías graves.








