Con el calor apretando, es difícil resistirse a la idea de comer helado cada día para mantenerse fresco y alegre, pero quizá esa costumbre inocente esconda más riesgos de los que imaginamos. Después de todo, resulta tentador convertir el helado en la merienda habitual sin prestar atención a sus efectos a largo plazo.
Aunque en verano asociamos el postre frío a momentos de felicidad, expertos en nutrición advierten que comer helado de forma habitual puede desequilibrar tu organismo y disparar problemas que no aparecerán de inmediato. Conocer la otra cara de esta práctica te ayudará a disfrutar sin comprometer tu salud.
7Riesgo de intolerancias y alergias
En muchas recetas de helado se utilizan aditivos, colorantes y leches no especificadas, lo que incrementa el riesgo de reacciones adversas. Consumir helado de forma diaria expone a tu organismo a componentes potencialmente alergénicos que tu cuerpo no logra procesar adecuadamente.
Las personas con intolerancia a la lactosa o sensibilidad a los huevos pueden experimentar hinchazón, diarrea o picor sin relacionarlo directamente con el postre frío… Detectar la causa y ajustar tu consumo se vuelve vital para evitar malestares.








