Con el calor apretando, es difícil resistirse a la idea de comer helado cada día para mantenerse fresco y alegre, pero quizá esa costumbre inocente esconda más riesgos de los que imaginamos. Después de todo, resulta tentador convertir el helado en la merienda habitual sin prestar atención a sus efectos a largo plazo.
Aunque en verano asociamos el postre frío a momentos de felicidad, expertos en nutrición advierten que comer helado de forma habitual puede desequilibrar tu organismo y disparar problemas que no aparecerán de inmediato. Conocer la otra cara de esta práctica te ayudará a disfrutar sin comprometer tu salud.
5Aumento de peso y acumulación de grasa al comer helado

Una ingesta regular de helado añade calorías líquidas que son fáciles de obviar en tu dieta diaria. Al no sentir saciedad inmediata, es sencillo excederse, lo que se traduce en un aumento gradual de peso y acumulación de grasa corporal.
Ese exceso calórico, repetido cada tarde, puede derivar en una ganancia de varios kilos en cuestión de semanas. Para evitarlo, es clave integrar el helado como parte de una alimentación equilibrada, no como un protagonista principal. No hay que comer helado en exceso…