Con el calor apretando, es difícil resistirse a la idea de comer helado cada día para mantenerse fresco y alegre, pero quizá esa costumbre inocente esconda más riesgos de los que imaginamos. Después de todo, resulta tentador convertir el helado en la merienda habitual sin prestar atención a sus efectos a largo plazo.
Aunque en verano asociamos el postre frío a momentos de felicidad, expertos en nutrición advierten que comer helado de forma habitual puede desequilibrar tu organismo y disparar problemas que no aparecerán de inmediato. Conocer la otra cara de esta práctica te ayudará a disfrutar sin comprometer tu salud.
4Impacto en la salud intestinal por comer helado en exceso

El frío intenso del helado puede irritar la mucosa gastrointestinal, especialmente si tu sistema digestivo es sensible. Consumirlo de forma continua puede provocar espasmos, digestiones lentas y malestar abdominal recurrente…
Además, los componentes lácteos y azucarados alteran la flora intestinal cuando se abusivamente frecuente, afectando tu capacidad para absorber nutrientes y regular el tránsito intestinal con normalidad. Controlar el ritmo de ingesta resulta fundamntal.