Con el calor apretando, es difícil resistirse a la idea de comer helado cada día para mantenerse fresco y alegre, pero quizá esa costumbre inocente esconda más riesgos de los que imaginamos. Después de todo, resulta tentador convertir el helado en la merienda habitual sin prestar atención a sus efectos a largo plazo.
Aunque en verano asociamos el postre frío a momentos de felicidad, expertos en nutrición advierten que comer helado de forma habitual puede desequilibrar tu organismo y disparar problemas que no aparecerán de inmediato. Conocer la otra cara de esta práctica te ayudará a disfrutar sin comprometer tu salud.
2Picos de glucosa y riesgo metabólico de comer helado

¿Comer helado? El índice glucémico del helado está en el rango más alto debido a la combinación de azúcares simples y grasas. Al consumirlo en grandes cantidades, tu organismo experimenta picos abruptos de glucosa que pueden alterar la regulación natural de la insulina.
Estos altibajos se reflejan en fatiga, cambios de humor y, con el tiempo, en un mayor riesgo de resistencia a la insulina y diabetes tipo 2. Por eso, no basta con disfrutarlo; es imprescindible controlar la frecuencia para evitar desajustes metabólicos.