Con el calor apretando, es difícil resistirse a la idea de comer helado cada día para mantenerse fresco y alegre, pero quizá esa costumbre inocente esconda más riesgos de los que imaginamos. Después de todo, resulta tentador convertir el helado en la merienda habitual sin prestar atención a sus efectos a largo plazo.
Aunque en verano asociamos el postre frío a momentos de felicidad, expertos en nutrición advierten que comer helado de forma habitual puede desequilibrar tu organismo y disparar problemas que no aparecerán de inmediato. Conocer la otra cara de esta práctica te ayudará a disfrutar sin comprometer tu salud.
10El impacto acumulativo
Aunque resulte gratificante, comer helado de manera diaria conlleva un impacto acumulativo en tu organismo, desde la salud bucal hasta el equilibrio hormonal y cardiovascular. El postre frío, tan emblemático del verano, exige un consumo responsable para no transformarse en un peligro silencioso.
Adoptar hábitos conscientes, elegir recetas saludables y equilibrar las porciones son las claves para seguir disfrutando de un momento dulce sin comprometer tu bienestar. De esta forma, conviertes el helado en un placer ocasional y fresco, no en un riesgo cotidiano.








