Despertar con la piel pegada a la sábana y el sudor recorriendo cada rincón de tu cuerpo es una señal inequívoca de que el calor ha tomado el mando de tu hogar. Nada más encender el aire acondicionado, tu bolsillo tiembla y el termostato marca cifras que asustan. Sin embargo, no necesitas un aparato industrial para sobrevivir al calor de manera eficaz y económica.
Con unos ajustes sencillos y algo de ingenio, podrás transformar tu casa en un refugio fresco sin disparar la factura eléctrica. Aquí descubrirás técnicas accesibles que te permitirán recuperar el bienestar en los días más sofocantes, incluso cuando el sol aprieta sin compasión.
5Textiles ligeros y reflectantes

Los tejidos que tapizan tu hogar pueden convertirse en una fuente de calor latente. Sustituye las sábanas pesadas por lino o algodón fino y retira alfombras gruesas. Del mismo modo, opta por cojines y fundas de colores claros que reflejen la luz en lugar de absorberla.
Con estas modificaciones en tus muebles y ropa de cama, disminuyes la sensación de bochorno y facilitas la circulación del aire. Un entorno así ayuda a sobrevivir al calor, ya que las telas frescas actúan como aliadas silenciosas que no retienen el calor nocturno.