El aire se ha vuelto cada vez más compacto en el Palacio de Luján de La Promesa, repleto de murmullos e intensas miradas. Cada esquina tiene lo suyo, cada figura tiene su propia máscara, y en el capítulo 604 de La Promesa que se emite hoy, las máscaras empiezan a resquebrajarse.
La agresión al capitán de la Mata no es simplemente una acción violenta, sino el detonador de un conjunto de revelaciones que pueden variar el sino de todos. En el momento en que Curro considera que ya ha dado con la pista del asesino de Jana, Eugenia se encuentra lidiando con sus propios infiernos y Samuel frente a la excomunión. El capítulo presenta la verdad como una trampa mortal.
1CURRO Y LA SOMBRA DE JANA

La necesidad de Curro de encontrar al responsable de la muerte de Jana en La Promesa se ha llevado todos sus minutos y segundos. Ya ha dado vueltas a su investigación y está convencido de haber llegado a la solución. «No es una conjetura, sino que es la pieza del puzle que me hacía falta», le confiesa a Pía, con los ojos repletos de misterio y con un malestar que se mezcla con el alivio.
Pero en La Promesa, las certezas tienen unas expectativas que suelen durar menos que un soplo de aire. ¿Qué pasa si su hipótesis es fallida? Pía lo escucha atentamente, pero hay un atisbo en sus ojos que pone en evidencia una duda. «¿Y si lo que te llega a la mente es únicamente lo que quieres ver y no un acierto auténtico?», pregunta en voz baja, asustándose ante la posibilidad de que su amigo sea incapaz de distinguir la frontera entre la justicia y la obsesión. Curro, sin embargo, no vacila.
Tiene la certeza de que si llega a fallar no solo jugará con su vida, también jugará con la de las personas que lo rodean. El asesino de Jana no es un extraño. Es alguien que transita en las mismas pasarelas, comparte mesa con él, sonríe mientras aún tiene un puñal escondido. En el Palacio, en el mismo instante, alguien más sigue con interés el recorrido de Curro. La respuesta llega demasiado tarde, efectivamente, porque en Luján, la justicia rara vez llega sin un precio a abonar.