Adentrarse en ciertos parajes de nuestra geografía es más que una simple excursión; a veces, es como cruzar el umbral a otro tiempo o, incluso, a otra dimensión. La provincia de Soria, con esa aura suya de misterio y autenticidad, guarda rincones que desafían la lógica moderna. Estamos hablando de sitios donde el reloj parece pararse, la señal del móvil se esfuma como por arte de magia y las viejas historias cobran una vida inesperada bajo la bóveda de árboles milenarios.
Hay un lugar concreto en la provincia que lleva años envuelto en un halo de fascinación y extrañeza, un bosque que susurra leyendas al oído de quien sabe escuchar y donde la naturaleza se muestra en su estado más puro y, a veces, más desconcertante. Este paraje singular, conocido popularmente como el «Triángulo de las Bermudas» soriano, atrae a curiosos, amantes de lo esotérico y, por supuesto, a legiones de buscadores de setas cuando la temporada lo permite, convirtiéndose en un microcosmo de la rica y sorprendente biodiversidad de Soria. Su nombre oficial es el Sabinar de Calatañazor, y su fama, aunque local, empieza a traspasar fronteras.
EL SABINAR DE CALATAÑAZOR: DONDE LAS ONDAS SE DESVANECEN MISTERIOSAMENTE
El apelativo de «Triángulo de las Bermudas» no es caprichoso; surge de una realidad cotidiana que experimentan quienes visitan este enclave boscoso a las afueras de Calatañazor. Nada más poner un pie bajo su tupida cubierta arbórea, los dispositivos móviles comienzan a dar señales de desconexión, perdiendo progresivamente la cobertura hasta quedar completamente aislados. Es un fenómeno que no tiene una explicación científica sencilla y que contribuye, sin duda, a la atmósfera enigmática del lugar.
Esta desconexión forzosa, lejos de ser un inconveniente para muchos, se convierte en una invitación a la introspección y a una conexión diferente, la que se establece con el entorno natural que nos rodea. El silencio que se impone, roto solo por el crujir de las hojas secas bajo los pies o el canto de algún pájaro, es un bálsamo en un mundo hiperconectado. Es como si el propio bosque impusiera su ritmo, obligando al visitante a dejar atrás las prisas y la dependencia tecnológica para sumergirse por completo en su antigua serenidad. La experiencia de encontrarse sin señal en pleno corazón de Soria es, cuanto menos, impactante.
LOS GUARDIANES MILENARIOS DEL BOSQUE ENCANTADO
La columna vertebral del Sabinar de Calatañazor son, como su nombre indica, las sabinas albar (Juniperus thurifera), árboles de crecimiento extremadamente lento que pueden vivir cientos e incluso miles de años. Estos ejemplares ancestrales, con sus troncos retorcidos, cortezas agrietadas y copas expandidas que desafían la gravedad, parecen sacados de un cuento de hadas o de un lienzo surrealista. Son testigos mudos de innumerables inviernos y veranos, de cambios históricos y de la vida que bulle a sus pies generación tras generación.
Caminar entre estos titanes vegetales es una experiencia sobrecogedora; se siente la energía de la tierra y el peso del tiempo en cada fibra de su madera resistente. La densidad del dosel que forman filtra la luz de manera mágica, creando juegos de sombras que acentúan el carácter misterioso del bosque. Cada sabina tiene una personalidad propia, una forma única que la distingue y la convierte en una escultura natural, contribuyendo a ese sentimiento de estar en un lugar sagrado y ancestral dentro de la rica provincia de Soria.
EL REINO FÚNGICO BAJO EL DOSAL: UN FESTÍN DE SETAS
Cuando las condiciones de humedad y temperatura son las adecuadas, el Sabinar de Calatañazor, como muchos bosques de Soria, se transforma en un paraíso para los amantes de la micología, revelando un reino secreto bajo la hojarasca. La diversidad de hongos que afloran en este suelo rico y protegido por las sabinas es asombrosa. Desde las codiciadas senderuelas y los niscalos hasta una multitud de especies menos conocidas pero igualmente fascinantes, el bosque se convierte en un tapiz viviente de formas y colores.
La tradición de la recolecta de setas está muy arraigada en esta parte de España, y el Sabinar es uno de esos puntos calientes a los que acuden expertos y aficionados con sus cestas. Sin embargo, la belleza y fragilidad de este ecosistema requieren un respeto máximo; la recolección debe ser responsable y siempre informada, respetando las normativas locales. La abundancia de setas no solo es un atractivo para los recolectores, sino también un indicador de la salud del bosque, una muestra más de la vitalidad y los secretos que guarda Soria.
SUSURROS DEL PASADO: ENTRE LEYENDAS Y RELATOS POPULARES
Un lugar tan antiguo y con un ambiente tan singular como el Sabinar de Calatañazor está, inevitablemente, poblado de historias y leyendas que han pasado de boca en boca a lo largo de los siglos. Los lugareños conocen relatos sobre personajes misteriosos que habitan en las profundidades del bosque, sobre apariciones inexplicables o sobre eventos históricos teñidos de magia que tuvieron lugar bajo la atenta mirada de las viejas sabinas. Estas narraciones, mezcla de folclore, superstición y hechos difuminados por el tiempo, enriquecen aún más la percepción de este lugar como un sitio verdaderamente encantado.
Desde cuentos de brujas y espíritus protectores del bosque hasta historias más ancladas en la realidad histórica de la zona, cada leyenda añade una capa de misterio y romanticismo al Sabinar. Escuchar estas historias contadas por quienes han crecido en sus alrededores es una forma única de conectar con el alma del lugar, de entender por qué este rincón de Soria despierta tanta curiosidad y respeto, y cómo la imaginación popular ha tejido su propia red de misterio alrededor de sus árboles centenarios. Son estas leyendas las que, en parte, explican por qué el bosque se siente diferente, cargado de una energía palpable.
EXPLORANDO EL MISTERIO: VISITA Y RESPETO EN ESTE RINCÓN DE SORIA
Visitar el Sabinar de Calatañazor es una experiencia que va más allá de un simple paseo por el campo; es sumergirse en un ambiente único, donde la naturaleza, la historia y el misterio se entrelazan de forma fascinante. La desconexión digital, aunque frustrante para algunos, se convierte en una parte esencial de la experiencia, forzándonos a prestar atención al entorno, a la textura rugosa de la corteza de las sabinas, al perfume de la tierra húmeda o al sonido del viento entre las ramas. Es un recordatorio de que aún existen lugares en Soria donde la modernidad cede ante la fuerza de lo ancestral.
La riqueza del Sabinar no reside solo en sus árboles o sus setas, sino en esa atmósfera intangible que lo envuelve todo, esa sensación de estar en un umbral. Es un espacio para la contemplación, el paseo tranquilo y la reflexión, siempre con el máximo respeto por su fragilidad. No se trata de buscar activamente fenómenos extraños, sino de abrir los sentidos a la quietud y la belleza de un bosque que ha visto pasar milenios, un verdadero tesoro natural y legendario en el corazón de Soria. La mejor forma de descubrir su magia es simplemente estar presente y dejar que el bosque te hable a su manera silenciosa.