A pesar de no ser uno de los cánceres más comunes, su naturaleza agresiva y la dificultad para una detección temprana han convertido al cáncer de esófago en una gran preocupación clínica. Saber reconocer las señales de alerta, que no siempre es fácil, es clave para afrontar la enfermedad con mejores perspectivas y poder acceder a prometedores tratamientos que están transformando el presente de esta patología.
El esófago, el tubo muscular que conecta nuestra garganta con el estómago, puede parecer un órgano menor. Pero cuando el cáncer lo ataca, las consecuencias pueden ser devastadoras. No en vano se trata de “la sexta causa de muerte causa de muerte por cáncer en el mundo” según el Dr. Juan Antonio Casellas, jefe de Aparato Digestivo de Quirónsalud Alicante.
Se produce cuando las células del esófago, que se van regenerando continuamente, desarrollan cambios (mutaciones) en su ADN. Estos cambios pueden provocar que las células crezcan y se dividan sin control. La acumulación de células anormales forma un tumor que puede crecer e invadir las estructuras cercanas y extenderse a otras partes del cuerpo como los ganglios.
Como explica el experto “no se sabe con exactitud cuál es la causa del cáncer de esófago, pero sí se ha demostrado la existencia de algunos factores de riesgo que pueden favorecer su aparición”.
El primer factor de riesgo es, sin duda, el género. Se trata de una patología que afecta entre tres y cuatro veces más a hombres que a mujeres y, sobre todo, a mayores de 50 años.
Existen principalmente dos tipos: el carcinoma de células escamosas y el adenocarcinoma, más frecuentes en los países occidentales. En el primer caso, su aparición está muy relacionada con el consumo de alcohol y tabaco. Y en el segundo con el reflujo gastroesofágico crónico (ERGE), una afección en la que el contenido ácido del estómago sube repetidamente al esófago, irritando su mucosa; con problemas de sobrepeso; y con un trastorno digestivo previo y poco conocido: el esófago de Barrett.
Según afirma el Dr. Pedro Bretcha, jefe del Servicio de Cirugía del Aparato Digestivo y Oncología Quirúrgica del Hospital Quirónsalud Torrevieja, padecer esófago de Barrett “multiplica por treinta el riesgo de desarrollar cáncer de esófago”.
LAS SEÑALES SE ALERTA QUE NO DEBEMOS PASAR POR ALTO
La dificultad para identificar el cáncer de esófago en sus comienzos radica en la sutileza de sus primeros síntomas. En fases tempranas, la enfermedad puede transcurrir sin manifestaciones evidentes o presentarse con molestias leves que con frecuencia se atribuyen a condiciones menos serias. Con la progresión del tumor, los síntomas se vuelven más evidentes, aunque para entonces, el cáncer podría haber avanzado significativamente.
La primera señal de alerta a la que debemos prestar atención es la disfagia, la dificultad para tragar alimentos, que puede iniciarse con sólidos y extenderse a los líquidos. En estos casos, la visita al especialista debe ser inmediata.
Asimismo, la pérdida de peso involuntaria, sin causa aparente, a menudo vinculada a la dificultad para tragar o a una posible disminución del apetito, es un síntoma relevante que no debemos ignorar.
También son frecuentes síntomas como la pirosis, coloquialmente “ardor”, que -según explica el Dr. Luis Carlos Saldarriaga, especialista del Servicio de Cirugía General del Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Valencia– “consiste en una sensación desagradable, a veces dolorosa, como de quemazón que asciende y desciende desde el epigastrio (“boca del estómago”) hacia el cuello por detrás del esternón. Con frecuencia, la pirosis se acompaña de regurgitaciones del contenido gástrico hacia la boca”.
El dolor torácico, presión o molestia detrás del esternón, también es frecuente, al igual que la acidez estomacal o la indigestión que empeoran con el tiempo y no responden a tratamientos habituales. Otros signos pueden incluir la regurgitación de alimentos o líquidos, la tos crónica o ronquera si el tumor afecta nervios o vías respiratorias cercanas, vómitos y hemorragia digestiva, que puede manifestarse en heces oscuras o vómito con sangre.
Por supuesto, la presencia de uno o varios de estos síntomas no implica necesariamente la existencia de cáncer de esófago, ya que pueden estar relacionados con otras patologías, pero su persistencia o agravamiento justifica plenamente una visita al especialista para que, con una gastroscopia en la mayoría de los casos, se pueda tener un diagnóstico.
TRATAMIENTOS Y ÚLTIMOS AVANCES
Tratar el cáncer de esófago demanda un enfoque multidisciplinario, involucrando a un equipo de especialistas que incluye oncólogos, cirujanos, gastroenterólogos y radioterapeutas, entre otros profesionales. Y el tratamiento adecuado dependerá de la etapa en la que se encuentre el tumor, su ubicación y el estado general del paciente.
En general, si no existe afectación ganglionar, “la cirugía puede ser curativa” según explica el Dr. Casellas, y suele implicar la extirpación parcial o total del esófago combinado con quimioterapia y/o radioterapia.
Entre los últimos avances más prometedores se encuentra la inmunoterapia, que ha demostrado mejorar la supervivencia en pacientes con cáncer avanzado, y las terapias dirigidas, fármacos que atacan específicamente moléculas involucradas en el crecimiento y propagación de las células cancerosas.
De hecho, una de las últimas novedades, es que, desde comienzo de este año, tislelizumab, la primera molécula de la compañía BeiGene aprobada para tumores sólidos, forma parte de la cartera de servicios del SNS para tres indicaciones de cáncer de pulmón y como tratamiento de segunda línea de cáncer de esófago. A estas 4 indicaciones, se suman desde el pasado 1 de abril otras dos, concretamente para el tratamiento en primera del adenocarcinoma gástrico o de la unión gastroesofágica, y para el tratamiento en primera línea del carcinoma de células escamosas de esófago, en combinación con quimioterapia basada en platino.
Asimismo, la medicina personalizada, que integra la información genómica y molecular de cada tumor, está abriendo la puerta a tratamientos más individualizados y eficaces, dando esperanza a cada vez más personas.