miércoles, 28 mayo 2025

Casar de Cáceres: el rincón de Extremadura donde el queso más oloroso se convierte en manjar para valientes

La geografía española es un mosaico de sorpresas, un cofre repleto de joyas culinarias que aguardan ser descubiertas por aquellos paladares intrépidos que no temen a lo desconocido, a lo auténticamente genuino. Y en ese mapa de sabores intensos, hay rincones que custodian tesoros gastronómicos capaces de desafiar al más curtido, y uno de esos lugares mágicos se encuentra en el corazón de Extremadura, donde un queso de aroma penetrante se erige como emblema de una tradición ancestral, una experiencia que trasciende lo meramente alimenticio para convertirse en un rito de paso para los amantes del buen yantar.

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No es un queso para todos los públicos, o al menos no a primera olfateada, pues su carta de presentación es un olor potente, casi desafiante, que para algunos puede resultar abrumador, una barrera invisible que solo los más osados se atreven a cruzar. Pero detrás de esa primera impresión, a menudo desconcertante, se esconde una recompensa gustativa de tal calibre que justifica con creces la audacia inicial. Hablamos de un manjar que, una vez probado, deja una huella imborrable, una invitación a sumergirse en la cultura y la historia de una tierra rica en matices y tradiciones.

EL DESAFÍO OLFATIVO QUE ESCONDE UN TESORO CREMOSO EN LA TIERRA DE EXTREMADURA

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Ese primer encuentro con la Torta del Casar es una experiencia singular, una que muchos describen como inolvidable y no siempre por las razones que uno esperaría de un producto lácteo, ya que su aroma intenso y característico puede desconcertar al neófito, preparándolo para algo completamente diferente a los quesos convencionales que pueblan las estanterías de los supermercados. Es un olor que habla de campo, de ovejas pastando libremente bajo el sol de Extremadura, de procesos artesanales transmitidos con celo de generación en generación, un preludio de la complejidad que vendrá después.

Sin embargo, es precisamente esa audacia aromática la que precede a una recompensa sublime para los que se atreven a ir más allá, descubriendo una textura cremosa, casi líquida, que se deshace en la boca con una complejidad de sabores que enamora, convirtiendo la sorpresa inicial en pura devoción quesera. Los «valientes» que superan la prueba del olfato se encuentran con una pasta untuosa, de color marfil o amarillento, que invita a ser recogida con un buen trozo de pan rústico, iniciando un viaje sensorial del que pocos regresan indiferentes y que define la singularidad de este producto estrella de Extremadura.

BAJO LA CORTEZA: RADIOGRAFÍA DE UN MANJAR ÚNICO DE CASAR DE CÁCERES

Visualmente, la Torta del Casar se presenta con una corteza semidura, a menudo ligeramente agrietada, que protege un interior sorprendentemente fluido, casi como una crema espesa que invita a ser untada generosamente, una característica que la distingue radicalmente de otros quesos de oveja y que es fruto de un delicado equilibrio en su proceso de elaboración. Esta corteza, fina y ligera, actúa como un recipiente natural que contiene el tesoro líquido que se encuentra en su interior, esperando el momento justo para ser revelado.

En boca, su sabor es intenso y persistente, con un elegante amargor aportado por el cuajo vegetal y notas ligeramente salinas, una combinación que resulta adictiva para los entendidos y que revela matices diferentes según el punto de maduración, haciendo de cada pieza una experiencia ligeramente distinta pero siempre memorable. La persistencia de su sabor en el paladar es una de sus señas de identidad, un recuerdo grato que invita a seguir degustando este manjar que tanto enorgullece a la región de Extremadura.

EL SECRETO ESTÁ EN LA DEHESA: TRADICIÓN Y CUIDADO EN LA CUNA DE EXTREMADURA

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El origen de esta joya gastronómica reside en la leche cruda de ovejas merinas y churras, razas autóctonas de Extremadura que pastan en la rica dehesa, y en el uso de un cuajo vegetal, el cardo silvestre Cynara cardunculus, un ingrediente ancestral que le confiere su particular textura y ese punto amargo tan característico, diferenciándola de los quesos elaborados con cuajo animal. Esta elección no es casual, sino parte de una herencia cultural que se ha mantenido viva gracias al empeño de los maestros queseros de la comarca.

La elaboración es un arte transmitido de generación en generación, un proceso lento y meticuloso que exige paciencia y conocimiento, donde cada detalle, desde el ordeño hasta el volteo y afinado en bodega, es crucial para obtener la calidad que ampara la Denominación de Origen Protegida Torta del Casar, garantizando su autenticidad y excelencia. Es un trabajo que requiere una dedicación absoluta, un respeto por los tiempos naturales y una pasión por preservar un legado que define la identidad de esta zona de Extremadura.

MANUAL PARA VALIENTES: CÓMO DEGUSTAR LA TORTA DEL CASAR SIN PERECER (DE PLACER)

La forma tradicional de disfrutarla es cortando la parte superior a modo de tapa, como si se abriera un cofre del tesoro, dejando al descubierto su interior cremoso para ser untado con pan rústico, picos o regañás, preferiblemente a temperatura ambiente para que exprese todos sus matices. Es importante atemperar el queso al menos una hora antes de su consumo si se ha conservado en frío, para que su textura recupere su fluidez óptima y sus aromas se desplieguen en toda su intensidad.

Acompañarla con un buen vino tinto de la tierra de Extremadura, o incluso un cava o un vino blanco seco, realza su sabor, y productos como el membrillo, las uvas frescas o los frutos secos ofrecen un contrapunto dulce o crujiente que equilibra su intensidad, convirtiendo su degustación en un auténtico ritual social y gastronómico. La elección del maridaje puede transformar la experiencia, permitiendo descubrir nuevas facetas de este queso tan especial, y es parte del disfrute que ofrece este producto único.

CASAR DE CÁCERES: MÁS QUE UN QUESO, UN EMBLEMA DE EXTREMADURA EN EL MUNDO

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La Torta del Casar ha trascendido su condición de simple alimento para convertirse en un verdadero embajador de Casar de Cáceres y de toda Extremadura, atrayendo a gastrónomos y curiosos de todo el mundo deseosos de experimentar su singularidad, y dinamizando la economía local a través del turismo quesero y las rutas gastronómicas que se han desarrollado a su alrededor. Su fama internacional ha puesto a esta comarca extremeña en el mapa de los destinos gastronómicos imprescindibles para cualquier buen aficionado.

Este queso no es solo un producto, es el reflejo de un paisaje, de una cultura y del saber hacer de un pueblo que ha sabido convertir un recurso natural en un manjar reconocido internacionalmente, una invitación a explorar los sabores auténticos de esta tierra extremeña y a dejarse sorprender por la intensidad y la delicadeza que puede encerrar un queso «para valientes», una experiencia que, sin duda, merece la pena vivir al menos una vez en la vida para entender la riqueza de Extremadura. Su legado perdura y se fortalece, asegurando que futuras generaciones puedan seguir disfrutando de esta maravilla de la gastronomía de Extremadura.


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