sábado, 31 mayo 2025

Así te rastrean incluso en modo incógnito: la verdad sobre el “bluff” de la navegación privada y las cookies

Muchos usuarios recurren a la navegación privada con la esperanza de moverse por la red como fantasmas digitales, creyendo que así sus huellas se desvanecen al cerrar la ventana. Pero esa sensación de anonimato que ofrece el modo incógnito puede ser, en muchos casos, una ilusión cuidadosamente construida, una especie de placebo digital que nos hace sentir seguros mientras, en realidad, seguimos siendo bastante visibles para quienes saben dónde mirar, desvelando una verdad incómoda sobre los límites de nuestra privacidad en línea.

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La promesa de confidencialidad que envuelve a estas sesiones de navegación especiales choca a menudo con la cruda realidad de las tecnologías de seguimiento que emplean numerosas plataformas y servicios web. Detrás de esa interfaz oscurecida y ese icono de espía o sombrero se esconde una operativa que dista mucho de ser un escudo impenetrable, lo que plantea serias dudas sobre qué protege realmente esta funcionalidad y, sobre todo, de quién nos protege, invitando a una reflexión más profunda sobre cómo interactuamos con el vasto universo digital y las migajas que, queramos o no, vamos dejando por el camino.

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COOKIES PERSISTENTES Y LA SOMBRA DIGITAL: ¿BORRÓN Y CUENTA NUEVA?

Fuente Pexels

Las cookies son pequeños archivos que los sitios web almacenan en nuestro navegador para recordar información sobre nosotros, como nuestras preferencias o los artículos de un carrito de compra. El modo incógnito está diseñado para eliminar las cookies generadas durante la sesión privada una vez que cerramos la ventana, lo que impide que esas cookies específicas se utilicen para rastrearnos en futuras sesiones de navegación estándar, ofreciendo una limpieza temporal y localizada en nuestro dispositivo.

Sin embargo, el universo de las cookies es más complejo de lo que parece, y existen técnicas como las «supercookies» o el almacenamiento local del navegador que pueden ser más persistentes y difíciles de eliminar, incluso para el modo incógnito en algunas de sus implementaciones más laxas o antiguas, lo que podría permitir cierto grado de seguimiento entre sesiones. Además, la información ya recopilada en sesiones anteriores sin el modo incógnito sigue estando en manos de las empresas, que pueden cruzar datos si logran identificarnos por otros medios, como el inicio de sesión.


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