domingo, 1 junio 2025

La OMS alerta: cuál será la nueva pandemia que nos hará enfermar a todos y no tiene que ver con virus

La resaca emocional y física de la reciente pandemia de COVID-19 aún perdura en la memoria colectiva, una experiencia que nos hizo tomar conciencia de nuestra vulnerabilidad ante amenazas sanitarias globales de un modo que pocos imaginaban posible. Pero cuando creíamos que el principal frente de batalla estaría siempre protagonizado por virus emergentes, la OMS nos obliga a girar la mirada hacia un horizonte diferente, uno donde los enemigos son más difusos pero igualmente, o incluso más, peligrosos a largo plazo, tejiendo una red de riesgos que ya está impactando nuestra salud de formas que apenas empezamos a comprender.

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Se trata de una advertencia que va más allá del típico patógeno infeccioso que salta de una especie a otra y desencadena una crisis sanitaria aguda y visible. Estamos ante un conjunto de fenómenos, algunos larvados durante décadas, que están convergiendo para crear un escenario de «pandemia» crónica y multifactorial, una amenaza que no se combate con una simple vacuna o un confinamiento, sino con un cambio profundo en nuestra manera de vivir, de producir y de relacionarnos con el planeta. La inquietud que transmiten los expertos no es baladí, pues nos enfrentamos a desafíos que requieren una respuesta coordinada y sostenida en el tiempo, una maratón en lugar de un sprint, si queremos evitar que el futuro nos depare un estado de enfermedad casi permanente.

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LA OTRA EPIDEMIA SILENCIOSA: LAS ENFERMEDADES NO TRANSMISIBLES QUE LA OMS PONE EN EL PUNTO DE MIRA

Fuente Pexels

Paralelamente a las amenazas infecciosas y climáticas, el mundo se enfrenta a una epidemia creciente y a menudo subestimada: la de las enfermedades no transmisibles (ENT), que incluyen principalmente las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes. Estas dolencias son responsables de la mayoría de las muertes a nivel mundial, y la OMS subraya que gran parte de esta carga de enfermedad es prevenible mediante la adopción de políticas públicas efectivas y cambios en los estilos de vida individuales, lo que convierte su abordaje en una prioridad sanitaria ineludible para proteger el bienestar de las poblaciones.

Los factores de riesgo asociados a las ENT están profundamente arraigados en nuestros hábitos y entornos modernos, donde el consumo de tabaco, las dietas malsanas ricas en grasas saturadas, azúcares y sal, la inactividad física y el uso nocivo del alcohol son omnipresentes. Estos comportamientos, a menudo fomentados por factores socioeconómicos y comerciales, contribuyen a una tormenta perfecta que deteriora la salud de millones de personas desde edades cada vez más tempranas, generando no solo un inmenso sufrimiento humano sino también una enorme presión sobre los sistemas sanitarios y una pérdida de productividad económica que lastra el desarrollo de los países.


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