sábado, 31 mayo 2025

La OMS alerta: cuál será la nueva pandemia que nos hará enfermar a todos y no tiene que ver con virus

La resaca emocional y física de la reciente pandemia de COVID-19 aún perdura en la memoria colectiva, una experiencia que nos hizo tomar conciencia de nuestra vulnerabilidad ante amenazas sanitarias globales de un modo que pocos imaginaban posible. Pero cuando creíamos que el principal frente de batalla estaría siempre protagonizado por virus emergentes, la OMS nos obliga a girar la mirada hacia un horizonte diferente, uno donde los enemigos son más difusos pero igualmente, o incluso más, peligrosos a largo plazo, tejiendo una red de riesgos que ya está impactando nuestra salud de formas que apenas empezamos a comprender.

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Se trata de una advertencia que va más allá del típico patógeno infeccioso que salta de una especie a otra y desencadena una crisis sanitaria aguda y visible. Estamos ante un conjunto de fenómenos, algunos larvados durante décadas, que están convergiendo para crear un escenario de «pandemia» crónica y multifactorial, una amenaza que no se combate con una simple vacuna o un confinamiento, sino con un cambio profundo en nuestra manera de vivir, de producir y de relacionarnos con el planeta. La inquietud que transmiten los expertos no es baladí, pues nos enfrentamos a desafíos que requieren una respuesta coordinada y sostenida en el tiempo, una maratón en lugar de un sprint, si queremos evitar que el futuro nos depare un estado de enfermedad casi permanente.

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EL PLANETA ENFERMO NOS ENFERMA: LA CRISIS CLIMÁTICA COMO VECTOR DE DOLENCIAS GLOBALES

Fuente Pexels

La crisis climática no es solo un problema medioambiental, sino una de las mayores emergencias sanitarias del siglo XXI, tal y como viene advirtiendo la comunidad científica internacional. El aumento de las temperaturas globales, los fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes e intensos, la alteración de los patrones de lluvia y la subida del nivel del mar tienen un impacto directo y devastador en la salud humana, y la OMS ha sido muy clara al señalar que el cambio climático socava los determinantes sociales y ambientales de la salud: aire limpio, agua potable, alimentos suficientes y cobijo seguro, exacerbando las desigualdades existentes.

Desde el incremento de las enfermedades respiratorias y cardiovasculares debido a la contaminación atmosférica y las olas de calor, hasta la expansión geográfica de enfermedades transmitidas por vectores como el dengue o la malaria, facilitada por unas condiciones climáticas más favorables para mosquitos y otros insectos. Además, la seguridad alimentaria se ve comprometida por sequías e inundaciones, lo que puede llevar a la malnutrición y aumentar la vulnerabilidad a diversas enfermedades, mientras que los desastres naturales provocan desplazamientos de población, daños a las infraestructuras sanitarias y un aumento del riesgo de brotes epidémicos en contextos de alta vulnerabilidad.


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