Beltrán de la Lastra, director de inversiones y presidente de Panza Capital, explica en su carta trimestral que la mejor forma de ganar dinero es empezar por protegerlo.
Tras la brusca caída y rápida recuperación: ¿está la tensión arancelaria ya superada, o solo estamos viendo el primero de una larga serie de capítulos hacia una guerra comercial con todas sus consecuencias? Para el inversor a corto plazo esta pregunta es tan crítica como imposible de responder. Guerra arancelaria, desequilibrio fiscal americano, exceso de deuda global, algún conflicto bélico o cualquier otro motivo que ni siquiera está hoy en la palestra. Cualquiera de ellos puede hacer descarrilar los mercados financieros en el corto plazo. Para el inversor a largo plazo, por fortuna para nosotros, la perspectiva es distinta.
La mejor forma de ganar dinero es empezar por protegerlo. Nuestra receta basada en tesis de inversión sencillas, poca deuda y bajas valoraciones, genera rentabilidades muy atractivas a largo plazo, y también protege el capital de pérdidas irrecuperables, aunque debamos soportar los sube y bajas del camino.
Cuando hablamos de tesis de inversión sencillas nos referimos a modelos de negocio con poco riesgo disruptivo, es decir, que puedan seguir operando durante muchos años. Por ejemplo, la construcción.
Panza Capital y el sector constructor
Parece difícil pensar que en el futuro se dejen de construir casas. En función del ciclo se construirán más o menos. Cuando se construyen pocas, los resultados de las compañías son pobres y las valoraciones atractivas. Tenemos posiciones en construcción en Reino Unido. Allí el año pasado se hicieron 140.000 casas, frente a las 200.000 de media de los últimos 20 años. La pregunta no es si se volverán a construir más, sino cuándo. La resistencia a caer de los tipos a largo plazo no ayuda, pero es sólo cuestión de tiempo. Se volverán a construir más casas, y ganaremos dinero.
Poca deuda es el salvoconducto de una compañía para atravesar los momentos débiles del ciclo. La deuda ayuda en la parte expansiva, pero complica la parte contractiva. Más deuda de la cuenta te puede obligar a ampliar el capital, diluyendo la propiedad y por lo tanto los rendimientos. El sector químico es cíclico por naturaleza dada su posición dentro de la cadena de producción. Para proteger el capital y poder poner el tiempo a nuestro favor, buscamos compañías como Evonik o Wacker en las que la deuda representa una parte pequeña y manejable respecto al valor total de la compañía.

Las valoraciones, clave para proteger el capital y hacerlo crecer
Si compras caro, puedes perder mucho dinero, si compras barato, el riesgo de pérdida permanente es mucho más bajo. Invertimos en BMW. Su valor en bolsa se sitúa por debajo de los 50.000 millones de euros. Tienen caja por alrededor de 20.000 millones. BMW llegó a ganar más de 20.000 millones en 2022, pero un año normal de beneficios para BMW debería generar alrededor de 8.000 millones… lo que quiere decir que estamos pagando poco más de tres veces beneficio normalizado por una compañía que nos devuelve solo en dividendos y recompras un 10% anual.
No somos los únicos que pensamos que las valoraciones son atractivas. Muchas de las compañías en las que invertimos también. Más de la mitad de las que tenemos en cartera están recomprando sus propias acciones. Buen síntoma. Otro buen ejemplo de lo atractivo de los precios actuales lo podemos encontrar en algunas operaciones corporativas. Johnson Mathey, compañía química en cartera, anunció la semana pasada la venta de una división que suponía un 20% de su negocio… por un 60% del valor total de la compañía.
Parece poco probable que las cotizaciones avancen sin sobresaltos. La crisis arancelaria y la incertidumbre aparejada ya han dejado un impacto en las ventas de muchas compañías, lo veremos en los próximos trimestres. Es posible que tengamos más sobresaltos. Pero con las valoraciones actuales las carteras generarán unas rentabilidades muy atractivas a largo plazo. Sin aranceles o con aranceles.