Terminar el día y encontrarte con un paquete de albóndigas precocinadas en el supermercado parece un salvavidas: rápido, sencillo y listo para el plato. Sin embargo, la OCU ha analizado con lupa varias opciones y ha comprobado que no todas ofrecen un sabor ni una calidad dignos de tu mesa.
Antes de dejarte llevar por la urgencia del momento, dedica un minuto a conocer el veredicto de los expertos. Verás por qué algunas marcas merecen tu confianza y por que otras conviene evitarlas. Así ahorrarás decepciones —y euros— en cada cena improvisada.
9¿Salsa comprada o casera?

Aunque el foco está en las albóndigas, la OCU recuerda que escoger una salsa preparada puede empeorar el conjnto. Mejor optar por tomate natural triturado, aceite de oliva y especias básicas cuando tengas un ratito.
Con un mínimo de dedicación, tu cena gana frescura y control de sal. Es el complemento perfecto para unas albóndigas precocinadas de calidad media, elevando la experiencia sin desentonar.