Terminar el día y encontrarte con un paquete de albóndigas precocinadas en el supermercado parece un salvavidas: rápido, sencillo y listo para el plato. Sin embargo, la OCU ha analizado con lupa varias opciones y ha comprobado que no todas ofrecen un sabor ni una calidad dignos de tu mesa.
Antes de dejarte llevar por la urgencia del momento, dedica un minuto a conocer el veredicto de los expertos. Verás por qué algunas marcas merecen tu confianza y por que otras conviene evitarlas. Así ahorrarás decepciones —y euros— en cada cena improvisada.
6Cuando “listo para consumir” no basta

Que un producto venga cocinado y envasado no garantiza que cumpla con tus expectativas nutricionales. La OCU aconseja no dejarse seducir por lemas como “sin aditivos” o “lista para calentar”. Hay que hurgar un poco más: mirar porcentajes de carne y valores de grasas, azúcares y sal.
Ese ejercicio de curiosidad revela diferencias abismales entre unas y otras. Las mejores ofrecen un perfil cercano al plato casero, mientras que las peores concentran ingredientes de relleno que repelen al primer mordisco.