Terminar el día y encontrarte con un paquete de albóndigas precocinadas en el supermercado parece un salvavidas: rápido, sencillo y listo para el plato. Sin embargo, la OCU ha analizado con lupa varias opciones y ha comprobado que no todas ofrecen un sabor ni una calidad dignos de tu mesa.
Antes de dejarte llevar por la urgencia del momento, dedica un minuto a conocer el veredicto de los expertos. Verás por qué algunas marcas merecen tu confianza y por que otras conviene evitarlas. Así ahorrarás decepciones —y euros— en cada cena improvisada.
3El sabor, el juez supremo

Para calibrar el verdadero rendimiento, la OCU organizó una cata a ciegas con voluntarios que probaron distintos productos sin saber la marca. Las albóndigas mejor valoradas ofrecían un olor a carne natural, con un ligero toque a especias caseras, y un equilibrio en su punto de sal.
Las peor paradas, en cambio, dejaban intuir aromas artificiales y una textura gomosa, fruto de un picado irregular y manos de máquina sin ningún cariño detrás. Ese contraste demuestra por qué el sabor no admite atajos.