Conducir por nuestras carreteras lleva implícito un riesgo que se traduce en sanciones económicas cuando cometemos errores. Ahora la DGT anuncia una reforma radical: atar cada infracción al nivel de renta del conductor. De un plumazo, una misma multa podrá costar desde unos pocos cientos de euros hasta cantidades desorbitadas según tus ingresos.
Este giro legislativo busca aumentar la percepción de justicia, pero también dispara la ansiedad de quien teme no poder afrontar un precio inesperado. A continuación descubrirás cómo funciona este nuevo sistema, en qué casos te favorece o te perjudica y qué debes hacer para no llevarte sorpresas.
1¿por qué cambia la dgt el sistema de multas?

La idea de ligar la cuantía de la sanción a la renta parte del deseo de equiparar el impacto de la sanción en todos los conductores. Antiguamente, una misma falta podía resultar casi insignificante para quien gana mucho o un verdadero golpe al bolsillo de alguien con ingresos modestos.
Ahora, la DGT pretende que el dolor del bolsillo sea proporcional: evitar que la multa se convierta en castigo leve para unos y castigo excesivo para otros. Este ajuste se ha colado en las enmiendas al Reglamento General de Circulación y promete cambiar la forma de circular.