viernes, 23 mayo 2025

‘Valle Salvaje’: El inesperado regreso de Felipe tiene a todo el mundo desconcertado

La calma en «Valle Salvaje» resulta tan pasajera como la brisa entre los álamos. Precisamente en el momento en que las aguas empezaban a encauzarse, el regreso de Felipe ha hecho tambalear los cimientos de la Casa Grande.

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Su vuelta no tiene un asomo de casualidad: es una jugada medida, la colocación de una pieza en el ajedrez del poder que promete volver a desenterrar viejas heridas y provocar nuevas contiendas. El pasado no muere nunca en este valle, y Felipe ha vuelto para demostrarlo.

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EL ABISMO DE LA VENGANZA

'Valle Salvaje': El inesperado regreso de Felipe tiene a todo el mundo desconcertado
Fuente: RTVE

Ahora José Luis ya no es un hombre en Valle Salvaje, es un peligro. La sombra de sus crímenes lo precede, pero en lugar de retroceder, ha decidido hincarle todavía más el diente a la oscuridad. La obsesión que siente por Raimunda ha llegado a su clímax; esta vez no habrá amenazas, solo un plan. El duque ya ha trazado el suyo, y nada ni nadie aparece capaz de poder frenarlo.

La pregunta no es si el José Luis actuará, sino cuándo. La inminente muerte de Raimunda, que sabe lo que se lleva entre manos, parece que llega a jugar sus últimas cartas. ¿Habrá alguien en la Casa Grande que se atreva a defenderse ante el duque y su futura presa? En un lugar donde la justicia es ya solo una entelequia, la supervivencia depende sólo de la astucia.

Lo más aterrador es que ya no le mueve José Luis la rabia o la desesperación, sino la mayor de las frías determinaciones. Ha cruzado la barrera de la culpa, solo existe la determinación. En la medida en que no haya nadie que lo detenga, «Valle salvaje» va a ser testigo del crimen más aterrador de todos hasta la fecha.

No obstante, hay una particularidad que todos han pasado por alto: Raimunda no es una paria, una víctima indefensa. Ella conoce las reveladoras intimidades oscuras de José Luis, y, si se siente acorralada, no dudará en utilizarlas. Esto no es un juego del cazador y de la presa, sino de dos predadores dispuestos a hacer añicos a su compañero.

Y existen, además, testigos incómodos. Julio, cada vez más íntimo de Rafael, ha empezado a plantearse cuál será el límite de la crueldad del duque; en el momento en el que se atreva a hablar, puede desencadenar una rebelión en el seno de la Casa Grande. Y por último, el reloj sigue transcurriendo. José Luis cree que tiene la situación bajo control, pero el valle siempre tiene una última traición escondida.


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