miércoles, 9 julio 2025

Pros y contras de pertenecer a ‘La España de las piscinas’: revalorización vs gastos fijos

En el mercado inmobiliario español, tener una piscina en casa ha dejado de ser un simple símbolo de estatus para convertirse en una ventaja competitiva que influye directamente en el valor de una vivienda.

Publicidad

Un reciente análisis de Alfa Inmobiliaria señala que los inmuebles con piscina han experimentado un aumento del 10% en su precio durante los primeros meses de 2024, más del doble del incremento medio del mercado residencial, que fue del 4,3%.

Este fenómeno está estrechamente vinculado al cambio de hábitos y prioridades que ha provocado la pandemia, que ha llevado a muchas familias, especialmente jóvenes y profesionales que teletrabajan, a buscar viviendas que ofrezcan un mayor confort y espacios para el ocio sin salir del hogar.

En este nuevo contexto, la piscina ha ganado protagonismo como un elemento valorado tanto por su funcionalidad como por su capacidad para mejorar la calidad de vida. Sin embargo, aunque la idea de disfrutar de un chapuzón en cualquier momento del día resulta atractiva, contar con una piscina implica también una serie de compromisos y responsabilidades que van más allá del mero disfrute.

Los compradores deben considerar las implicaciones económicas, prácticas y medioambientales que conlleva mantener una piscina, ya sea privada o en comunidades de vecinos. Uno de los aspectos más destacados a favor de tener piscina es el considerable aumento en el valor del inmueble.

Según el estudio de Alfa Inmobiliaria, una vivienda con piscina puede llegar a valer hasta un 55% más que una similar que carezca de esta instalación. En lugares como Santa Cruz de Tenerife, esta diferencia es todavía mayor y puede incluso duplicar el precio de la propiedad sin piscina.

Este valor añadido convierte a la piscina en un factor decisivo tanto para compradores como para inversores que buscan una rentabilidad más atractiva. El atractivo de las viviendas con piscina no solo se refleja en la venta, sino también en el mercado del alquiler.

En zonas turísticas o residenciales donde el clima favorece su uso, las propiedades con piscina se alquilan con mayor rapidez y a precios más elevados. Esto supone una ventaja importante para los propietarios que desean maximizar el rendimiento de su inversión, ya que la demanda de alojamientos que incluyan este tipo de amenidades sigue en aumento, sobre todo entre aquellos que buscan una segunda residencia o un lugar de descanso durante las vacaciones.

Pisc2 Merca2.es
Casa con piscina. Foto: Europa Press.

Además de su impacto económico, las piscinas ofrecen una mejora palpable en la calidad de vida de quienes las disfrutan. Se convierten en espacios ideales para el ocio familiar y para mantener una rutina de ejercicio saludable como la natación. En un momento en que las personas dedican más tiempo a sus hogares, tener la posibilidad de acceder a un área recreativa privada añade un valor incalculable al bienestar diario.

Asimismo, la presencia de una piscina también tiene un efecto positivo a nivel estético y psicológico. El entorno visual que genera, la sensación de tranquilidad que transmite y la posibilidad de convertir el jardín o la terraza en un punto de encuentro y relajación son beneficios que muchos propietarios aprecian.

DESVENTAJAS

Sin embargo, no todo son ventajas en pertenecer a lo que Jorge Dioni califica como ‘la España de las piscinas’. Uno de los principales inconvenientes que deben contemplar quienes decidan adquirir una vivienda con piscina son los costes asociados a su mantenimiento. En el caso de las piscinas comunitarias, el gasto mensual puede oscilar entre 150 y 1.000 euros, dependiendo del tamaño, uso y servicios contratados.

Estos costes incluyen la limpieza, la compra de productos químicos como el cloro, el mantenimiento técnico de las bombas y filtros, el consumo eléctrico y, en muchos casos, el pago a personal especializado para el cuidado de la instalación. Estos gastos recurrentes pueden impactar notablemente en el presupuesto de los propietarios y deben considerarse cuidadosamente antes de la compra. Asimismo, en edificios con piscinas comunitarias, el incremento en las cuotas de comunidad es otra desventaja que a menudo genera malestar entre los vecinos, especialmente cuando no todos utilizan la instalación.

Esta situación puede originar conflictos y disputas sobre la gestión de los recursos y la equidad en el reparto de gastos. El impacto ambiental es otro factor que cobra relevancia en la actualidad. En un país como España, donde muchas zonas sufren estrés hídrico y periodos de sequía prolongados, el consumo de agua para llenar y mantener una piscina puede resultar controvertido. La cantidad de agua necesaria para mantener una piscina oscila en decenas de miles de litros anuales, lo que plantea un desafío en términos de sostenibilidad.

Además, el uso continuo de productos químicos requiere una gestión adecuada para evitar daños al medio ambiente, un aspecto que cada vez preocupa más a los consumidores y las autoridades. Por último, aunque la piscina es un espacio de diversión y relajación, también supone un riesgo potencial, especialmente en hogares con niños pequeños o mascotas.

La necesidad de adoptar medidas de seguridad, como la instalación de vallas, cobertores o sistemas de alarma, implica un gasto adicional y una responsabilidad legal importante para los propietarios, quienes deben garantizar la protección de los más vulnerables y cumplir con las normativas vigentes.


Publicidad