El tomate frito envasado es un comodín infalible en nuestra despensa: resuelve una pasta, adereza un arroz y levanta cualquier guiso en segundos. Pero, ¿te has preguntado alguna vez qué hay tras esa etiqueta? La OCU ha analizado 79 marcas para descubrir cuál se acerca más a una receta de casa, sin renunciar a la salud.
En este artículo conocerás el ganador indiscutible, descubrirás quién le pisa los talones y entenderás por qué la calidad de los ingredientes marca la diferencia. Olvidate de sorpresas al abrir el bote: a partir de ahora sabrás que eliges lo mejor.
6La relevancia de los ingredientes naturales

El tomate frito es tan bueno como sus ingredientes. La OCU subraya la diferencia abismal entre una receta basada en aceite de oliva virgen extra y otra que recurre a aceites refinados o mezclas de bajo coste. El primero aporta antioxidantes y sabor, mientras que el segundo puede dejar un regusto aceitoso y menos matices.
Además, un ajo y una cebolla frescos en el sofrito aportan aromas que ningún polvo deshidratado puede imitar. Esa frescura es la que convierte una salsa estándar en un acompañamiento que brilla en el plato.