viernes, 23 mayo 2025

‘La Promesa’: Leocadia y Lorenzo hacen todo lo posible para que Eugenia regrese al sanatorio

En el núcleo de La Promesa, la apariencia engaña más que nunca. La serie va trazando un argumento donde nadie es lo que parece y cada gesto encierra una segunda intención. Esta semana, los personajes de La Promesa se van moviendo como en un tablero de ajedrez donde las jugadas más sutiles pueden hacer estallar los dramas más grandes.

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Leocadia y Lorenzo han hecho de su astucia un potente artefacto para machacar a Eugenia, y otros intentan con suerte develar los misterios que lastraron sus pasados o proteger con uñas y dientes los amores incipientes. En este avance semanal las alianzas se forjan en la sombra, los secretos son como losas y el miedo a ser descubiertos deja paralizada a más de una de las mujeres de la serie.

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LEOCADIA Y LORENZO FINGEN CORTESÍA

'La Promesa': Leocadia y Lorenzo hacen todo lo posible para que Eugenia regrese al sanatorio
Fuente: RTVE

Detrás de una sonrisa puede esconderse el filo de un puñal, sobre todo en La Promesa. Leocadia se ha ejercitado con el arte de la simulación, haciendo una falsa amabilidad con Eugenia y a la vez conspira con Lorenzo para devolverla al sanatorio. Su amabilidad no es nada más que una simulación orquestada, y cada palabra dirigida a la hermana de Cruz está medida para romper su equilibrio.

Lo que empezó por ser un plan discreto ha ido levantando sospechas, incluso entre los que antes le daban su confianza. El personal del palacio ya no sabe a quién mejorar. Algunos criados se lanzan miradas cómplices al cruzar Leocadia, preguntándose qué oscurísimos planes la guían. Lorenzo, por su parte, hace su papel a la fría, consciente de que un cabrón puede arruinarlo todo. Mientras tanto, Eugenia parece haber reaccionado.

Su encuentro con Curro deja entrever una fortaleza que no se podía entrever por su obra, la batalla por la libertad está lejos de acabarse. Pero hay algo inquietante en su calma repentina, como si jugara su juego. ¿Eugenia se está recuperando o se está haciendo la tonta mientras se coge al aire? Los muros del palacio susurran teorías, pero nadie tiene la respuesta.

Leocadia, que para ser sincero, no tiene parangón en cuanto a su astucia, empieza a hablar entre los médicos diciendo que Eugenia tuvo un par de crisis en su ausencia y que sus momentos de lucidez son ilusiones de la locura. Juntos son un tándem capaz de retorcer la realidad como y cuando se les antoje. Pero Cruz, perspicaz, detecta ya irregularidades en los registros médicos que se le presentan.

Algo no cuadra para él, y su fe en su hermana y su deber como profesional pueden llevarlo a investigar a donde otros no se atreven. El peligro verdadero no es que Eugenia caiga en esta trampa, sino que alguien más se vea atrapado. Si Cruz llegara a enterarse de la conspiración, la venganza no sería fácil. Y en el fondo del palacio, suelto, empieza a moverse. ¿Podrá Leocadia mantener su farsa cuando las piezas empiezan a moverse por sí solas?

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